A 3:34 minutos antes de terminar el encuentro, Justin Herbert no podía despegar la mirada de las pantallas del Superdome. El joven quarterback de los Chargers (1-4) respirada nerviosísmo y sabía que estaba a un suspiro de terminar sin sobresaltos una noche histórica para él y para la NFL. Pero la astucia de Drew Brees y su ofensiva forzaron el empate que -posteriormente- desembocó en tiempo extra.
El pasador de 22 años de edad y 217 días regresó al emparrillado de Nueva Orleans (3-2) y trató de evitar más minutos a un duelo emocionante de Lunes por la Noche. Sin embargo, el destino dictó que el 27-27 permaneciera hasta el último cuarto, luego de que Michael Badgley fallara un gol de campo de último minuto.
En la prórroga, las suplicas en silencio endurecieron el rostro -aún con marcas del fin de la adolescencia- de Herbert. Los Saints fueron medianamente certeros al concretar sólo un gol de campo, dejándole una oportunidad invaluable a Justin.
Pero dos pases un poco atrasados fueron insuficientes para sellar con broche de oro una historia que parece el comienzo de una buena era en Los Angeles.
Nueva Orleans se llevó el partido, 27-30, nada raro para los apostadores. No obstante, el triunfo moral fue para el #10. Cuatro pases de anotación lo llevaron a convertirse en el mariscal de campo más joven
con tal registro en un MNF.
El yardaje para el egresado de Oregon concluyó en 264 yardas, en 20 completos de 34 intentos. Esas cifras no dejan lugar a duda, Herbert llegó a los Chargers para quedarse y con su brazo no sería nada raro hablar de él más seguido.