De las miles de emociones, la inquietud entre ellas, que atravesaron la mente de Damar Hamlin el lunes mientras se ponía las almohadillas para practicar por primera vez en el campo de entrenamiento, la que finalmente ganó fue la alegría.
A pesar de todo lo que la seguridad de los Buffalo Bills ha superado en siete meses desde que sufrió un paro cardíaco durante un juego y necesitaba ser resucitado en el campo, Hamlin se apoyó en su fe en Dios y en sí mismo, junto con el apoyo de su familia y compañeros de equipo, para tomar otro paso más para retomar su carrera como jugador .
“Un obstáculo súper grande como te puedes imaginar. Prácticamente perdí la vida jugando este deporte”, dijo Hamlin en una conferencia de prensa después de la práctica.
“Tomé la decisión de jugar. Pero estoy procesando mil emociones. No tengo miedo de decir que se me pasa por la cabeza tener un poco de miedo aquí y allá”, agregó. “Mi fe es más fuerte que cualquier miedo. Eso es lo que quiero predicar aquí arriba. Y ese es el mensaje que quiero transmitir al mundo de que mientras tu fe sea más fuerte que tu miedo, puedes superar cualquier cosa”.
Aunque a Hamlin se le autorizó a reanudar las prácticas a mediados de abril , lo hizo usando un casco y pantalones cortos con el resto de sus compañeros de equipo durante las sesiones de primavera y los primeros cuatro días del campo de entrenamiento, como lo exigen las reglas de la NFL.
La magnitud del primer día de los Bills en toallas no pasó desapercibida para Hamlin, dado que marcó la primera vez que estuvo con el uniforme completo desde que colapsó en el campo de Cincinnati el 2 de enero después de hacer lo que parecía ser una entrada de rutina de los Bengals.
“Ah hombre, se siente increíble. Es una montaña rusa de emociones. Estaba un poco por todos lados solo por estar de regreso por primera vez”, dijo Hamlin. “Solo trato de mantener todo lo más normal posible”.
