Campeona Mundial de boxeo, orgullosa de ser otomí

La mexicana posa en el poblado de San Cristóbal Huichochitlán
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DANIEL GÁMEZ
RENÉ UMANZOR
| 25 Abr, 2014

Ibeth Zamora, campeona Minimosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ha dado pasos firmes en el pugilismo femenil, enfrentando a rivales de la talla de Yesica Bopp, Jessica Chávez y Ava Knight, por mencionar algunas; sin embargo, pocos saben sobre los orígenes de la 'Roca', quién es parte de la etnia otomí, grupo al que afirma, representa con mucho orgullo.

"Quiero seguir poniendo en alto mis orígenes, porque es la única manera de poder salir de dónde estamos y decir que sí soy indígena, pero que puedo desenvolverme en cualquier cosa, puedo sobresalir y lo he hecho en el boxeo, ahora soy campeona mundial y voy a seguir con mis estudios.

"Para mí es un orgullo ser otomí. Anteriormente, no me gustaba decir de dónde era, porque pensaba que nadie conocía mi pueblo, pero fui creciendo en el boxeo y decidí decir de dónde era originaria, para que la gente sepa que existe una etnia tan bonita como la otomí", dijo la campeona a RÉCORD.

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La Roca hizo tortillas de masa azul para luego ponerlas en el comal - Foto : DANIEL GÁMEZ

Desde su pueblo natal, San Cristóbal Huichochitlán, en Toluca, Edomex, y ataviada con el traje típico de la región, Zamora reveló que en sus inicios como boxeadora fue víctima de discriminación. No obstante, esta situación le dio fuerza para seguir adelante y callar algunas bocas.

"Recuerdo que hace tiempo dije en una conferencia de prensa que era indígena y en ese momento sentí como una diferencia. Hubo gente que decía que venía de un pueblito y que cuidaba animales, eso sí me molestaba, y pensé: 'ser indígena no es ser ignorante', porque me llegaron a llamar ignorante".

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Ibeth acompañó a su padre, quien sabe tejer sombreros de paja - Foto : DANIEL GÁMEZ

La campeona mundial reveló que hace algunos años el machismo que privaba en la población mexiquense le causó problemas; sin embargo, aseguró que, afortunadamente, hoy las cosas han cambiado, y quienes la llegaron a criticar por practicar el boxeo, ahora siguen su ejemplo.

"Ahora la gente voltea y me regala una sonrisa. Había hombres que me decían que no tenía nada que hacer arriba del ring, pero no dejé de luchar y ahora esas personas llevan a sus hijas al gimnasio".

Zamora se sincera y dice no saber por qué razón se inclinó por el boxeo como estilo de vida, pero lo que más disfruta en este momento es intercambiar golpes arriba del ring.