Desde que Julius Erving desafió la gravedad en 1976, durante el primer concurso de clavadas, con un salto desde casi la línea de tiros libres, nada volvería a ser igual; cada año los basquetbolistas buscan la manera de reinventar el espectáculo.
En 1976, la ABA organizó el concurso de clavadas, Erving lo ganó, pero no tomó forma como un concurso anual, hasta que la actual NBA lo introdujo en el Juego de Estrellas de 1984.
A partir de 1984, los aficionados han podido disfrutar de las clavadas más espectaculares. En esos primeros años, Dominique Wilkins y el pequeño Spud Web cautivaron al mundo con sus grandes habilidades.
En 1988 llegó uno de los momentos más icónicos del basquetbol. Desde el otro lado de la cancha, Michael Jordan salió corriendo y al llegar a la línea de tiros libres, emulando a Ervin, saltó, aunque durante esos escasos segundos parecía volar.
Desde ahí, cada año los participantes buscaban la manera de seguir sorprendiendo, Dee Brown en 1991 clavó el balón sin ver. En esa década, jugadores como Kobe Bryant ganaron, pero sin momentos memorables.
Fue en el año 2000, tras dos temporadas sin que se realizara la competencia, que de nueva cuenta las clavadas fueron el show principal y fue gracias a Vince Carter, quien regaló una soberbia actuación, para la mayoría, la mejor de todos los tiempos.
Poco a poco, los jugadores tuvieron que recurrir a elementos ajenos al juego, como la capa de ‘Superman’ de Dwight Howard, para mantener al concurso como el momento más espectacular del fin de semana, algo que buscarán respetar esta noche y brindar momentos inolvidables.