El carisma es una de las virtudes más importantes para que un luchador tenga éxito, casi que inherente en la carrera de una gran superestrella. Eddie Guerrero fue ese luchador que puso en lo más alto el estándar de lo que significa combinar el talento dentro del ring y el ‘ángel’ con el público, quien al final del día es quien coloca en lo más alto a estos atletas. A 15 años de su fallecimiento, la lucha libre sigue extrañando el calor latino del hijo menor de Gory Guerrero.
Crecer dentro de una dinastía luchística ocasiona que todo el tiempo se esté hablando de llaves, contrallaves y castigos. Eddie fue un joven que comió, respiró y amó este deporte, teniendo siempre como figura a seguir lo conseguir por su padre en la Empresa Mexicana de Lucha Libre, un hombre de época al que Eddie superó sin duda.
Guerrero se ganó el corazón de millones de aficionados en todo el mundo, su nombre es recordado en todo el planeta como una de las mejores superestrellas de todos los tiempos y no es poca cosa mencionar esto dentro de una empresa como la WWE. El legado del ‘Latino Heat’ está a la altura de las más grandes leyendas de este deporte como El Santo, Hulk Hogan y el mismo Antonio Inoki.
Dentro del ring es difícil encontrar a un ser más versátil que Eddie Guerrero, su mezcla entre lucha libre mexicana, japonesa y estadounidense lo convirtieron en un espectáculo cada vez que se presentaba. “Eddie pudo haber sido el mejor de todos los tiempos, él lo tenía todo”, llegó a mencionar Kurt Angle, quien lo considera la segunda mejor superestrella, solo por detrás de Shawn Michaels.
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A 15 años de su partido, el legado de guerrero sigue latente dentro de la WWE. Gracias a la capacidad que mostró y el ‘click’ que hizo con la afición, Vince McMahon volteó a ver más la lucha libre mexicana. El hecho de que hoy en día estén Andrade, Ángel Garza, Humberto Carrillo, Santos Escobar y los Lucha House Party en la empresa se debe gracias al trabajo que dedicó Eddie Guerrero en WWE y que dejó abierta la puerta para más mexicanos y latinos.
