Silvia Ruvalcaba, la mujer que hizo su propio México en Japón

Silvia Ruvalcaba, en una de sus presentaciones
Silvia Ruvalcaba, en una de sus presentaciones
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FACEBOOK SILVIA RUVALCABA
ERICK MAYA
| 16 Jul, 2021

Psicóloga de profesión, bailarina por convicción y futbolera de corazón, la historia de Silvia Ruvalcaba y Japón pareciera estar unida desde siempre. Y fue justo el baile su puerta de entrada al país asiático, nación con la que tenía una curiosa obsesión desde pequeña, pues en 1993, tras un año de hacer solicitudes para viajar a Tokio, al fin fue aceptada para una estadía de cuatro meses con su grupo de danza. El sueño se había cumplido, pero estaba muy lejos de terminar. 

“Desde que llegué aquí me sentí como si estuviera en México, obvio con diferente panorama y más tranquilo. Venía con visa de turista, estaba tres meses, regresaba a México, estaba un tiempo, iba y venía, hasta que decidí que si me gustaba Japón y quería vivir aquí tenía que hacer la inversión, entonces ahorré dinero para meterme a la escuela de japonés en 1995 y ya después a ver qué pasaba, era muy extraño que hubiera mexicanos en Japón”, afirmó. 

“Empecé a ver que lo mexicano era súper bien aceptado, aquí la gente ama el karaoke y cantan las canciones de Los Panchos, de los boleros de hace 50 y 60 años, toda esa generación está enamorada de los tríos, también las rancheras. Mexicanos y japoneses tenemos una cierta conexión extraña, muchos me decían que sentían que era de acá”, reveló. 

Silvia, en un partido del Tri

Silvia, en un partido del Tri|FACEBOOK SILVIA RUVALCABA

Silvia sintió que Japón era su lugar en el mundo, y ahora la única problemática para permanecer en el país era justificar su estadía para conseguir una visa, misma que logró al ingresar a una escuela técnica de turismo. ¿Por qué la elección? Los japoneses aman viajar fuera de su país. Posteriormente, con mucho sacrificio, complementó su experiencia al titularse en la universidad en la carrera de ‘Hospitality’ (Servicios internacionales al público). Su carisma y personalidad extrovertida le permitió conocer a muchas personas, entre ellas a un dueño de una agencia de viajes que le ofreció trabajo, al mismo tiempo que se desarrollaba como maestra de baile. 

“En 2002 entré a la Asociación de Mexicanos en Japón y me invitaron a dar clases de baile, y ahí empecé a hacer mis grupos de baile, estaba muy de moda la salsa y el merengue. En ese entonces tenía una roomie tica que conocía un peruano y entonces entré a trabajar con él, le dábamos clases a 30 japoneses, eran cuatro clases a la semana y nos pagaban muy bien, también nos contrataban para eventos internacionales, por una presentación me llegaron a pagar 50 mil yenes (500 dólares)”, señaló. 

Era 2005 y todo parecía resuelto para la profesora Ruvalcaba, sin embargo, desde México llegaron malas noticias con el fallecimiento de su madre y volvió a suelo azteca. Pero el sentimiento por el país del sol naciente la hizo regresar tres años después. 

 

“En 2008 extrañaba mucho Japón, mis eventos, mis amigos, la seguridad, acá estando lejos se siente más México. En México era una más del montón, acá no, acá ya tengo un nombre, mucha gente me conoce, aquí hago mucho más por México, doy una buena imagen, para que vean que México no nada más son narcos ¿Por qué extrañar México? Puedes hacer tu propio México aquí, en las clases no nada más bailamos, hablamos, llevamos dulces mexicanos, hacemos pan de muerto, tamales, roscas de reyes”, explicó. 

A partir de su regreso a Tokio, Silvia ha combinado sus clases de danza folclórica con diversos trabajos en una consultoría de negocios, como mesera, en una organización sin fines de lucro, e incluso enseñando español (mexicano, como ella le dice) a japoneses que viajarán a nuestro país. Actualmente labora en el Aeropuerto de Haneda en Tokio, en una compañía de seguridad, donde realiza entrevistas al azar y algunos trabajos de observación para líneas áereas estadounidenses. 

Aficionada a la Selección Mexicana y las Águilas del América, Silvia tenía pensado acudir a apoyar al Tri Sub 23 en los Juegos Olímpicos, sin embargo, con la decisión de no permitir aficionados en los inmuebles tendrá que ver los partidos por televisión. Esta no habría sido la primera vez que apoya de cerca al Tri, pues ya tuvo la oportunidad de presenciar partidos de la Selección Mexicana en el Mundial de Corea-Japón 2002, donde gritó a los cuatro vientos su amor por México del otro lado del mundo. 

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