Valentina Petrillo ha dejado una marca significativa en los Juegos Paralímpicos al convertirse en la primera atleta transgénero en participar en este evento. Petrillo, de 50 años y enfrentando una pérdida progresiva de visión debido a una enfermedad, compitió en las series de los 400 metros (T12), logrando clasificar para las semifinales con un tiempo de 58.35 segundos.
En un emotivo momento en el Stade de France, Petrillo expresó: "He vivido el día más importante de mi vida deportiva". Desde una edad temprana, Petrillo había soñado con seguir los pasos de su ídolo, Pietro Mennea, inspirándose en sus logros olímpicos en 1980.
"Desde ese momento tuve el sueño de emular a Pietro, vestir la camiseta de la selección nacional, ir a los Juegos Olímpicos y ganar una medalla como él", confesó.
Para lograr competir en estas pruebas de velocidad, Petrillo se sometió a un tratamiento hormonal para cumplir con las normativas de la federación internacional de atletismo, reduciendo significativamente su nivel de testosterona.
"Estoy aquí para valorar la libertad de expresión y dar esperanzas de tener un futuro mejor para todos", destacó Petrillo, quien realizó su transición después de haberse casado y tener un hijo.
"Espero que mi experiencia sirva de inspiración a las personas para que no se encierren en sí mismas, sino que encuentren la fuerza para salir de ese armario en el que puedan estar, ya sea como personas transgénero, como personas que no se identifican con ningún género o como personas con alguna discapacidad".