Policías de Perm, en Rusia, que fueron llamados por los ciudadanos para solucionar un embotellamiento de tránsito, quedaron sorprendidos cuando se dieron cuenta que un robot ‘fugitivo’ era el causante del tráfico.
Y es que el androide, diseñado para moverse de forma autónoma, escapó de un laboratorio por una puerta que un ingeniero dejó abierta; sin embargo, tras recorrer más de 50 metros, su batería se agotó y terminó en medio de la calle. No obstante, los testigos no se acercaron por temor a que se tratara una bomba.
El propósito de este robot no es el de estar listo para darse a la fuga en los recintos en los que esté, sino ofrecer asistencia a las personas, relacionándose con clientes de grandes establecimientos públicos.
De esta forma, la idea es que "trabaje" en centros de exposiciones, teatros y centros de negocios. También cuenta, entre otras cosas, con reconocimiento facial y de voz, de forma que será capaz de recordar de cómo ayudó a cada persona por la última vez.