En la Ciudad de México a nadie se le ha ocurrido crear una aeronave que lo saque de los apuros del denso tránsito de todos los días, pero en la República Checa un ávido ciudadano lo consiguió.
Se trata de Frantisek Hadrava, quien es amante de los aviones y un día comenzó a recolectar lo que quedaba de este medio de transporte para crear el suyo y que le simplificara el tiempo para viajar al trabajo.
Hadavra cuenta que le tomaba entre 15 y 20 minutos cruzar los bosques y carreteras para llegar a la planta de refacciones, así que comenzó a armar su nuevo ‘auto’.
Con sus conocimientos de aeronáutica y su experiencia como piloto se hizo de un viejo avión estadounidense y comenzó a modificarlo con partes de aviones que encontraba en el camino.
La idea de Hadrava fue que su transporte fuera ligero, compacto y cómodo, la aeronave se puede estacionar sin problemas en el garaje del trabajo, y sólo ocupa unos cuantos cajones de estacionamiento, nada que pueda estorbar a los demás.
Hadrava ahora sólo invierte menos de siete minutos para desplazarse y gastó 71 mil pesos en su gran invento que a muchos de su comunidad ya les da envidia ver su obra maestra.