Rusia demostró que la defensa es el mayor de sus problemas de cara al Mundial, contra una Austria que, sin mostrar un juego espectacular, fue capaz de superar sin mucha dificultad a los zagueros rusos con el 1-0 en el marcador.
La anfitriona de la Copa del Mundo comenzó con ímpetu el encuentro amistoso, pero la presión duró hasta que los locales lanzaron el primer tiro a puerta en el minuto 12. A partir de ahí, el partido comenzó a desequilibrarse, con Austria moviendo la pelota con más rapidez que precisión y tirando de Marko Arnautovic.
El delantero del West Ham comenzó a dejar en evidencia las carencias de la retaguardia rusa, con ataques desde el centro del campo en solitario que la visita neutralizaba a duras penas.
En uno de ellos, en el minuto 28, Arnautovic lanzó una contra por la banda que cuatro defensas rusos no lograron cortar antes de que centrara un balón raso a Alessandro Schöpf, que batió al guardameta Ígor Akinféev desde el centro del área.
Por Rusia, ni siquiera Aleksander Golovin, su gran estrella, logró organizar un ataque que causara peligro en la portería austríaca.
Durante la segunda mitad en la que el ritmo se rompió por la acumulación de cambios, los dirigidos por Stanislav Cherchésov tuvieron un poco más de actividad, pero Austria no concedió alguna equivcación.
