En 2014 la vida de Arístides Verón cambió por completo, pues fue el año en que nació su hijo, pero además de estrenarse como padre tuvo que aprender a hacerlo de manera distinta, pues Iker es un niño con Síndrome de Down, lo que llevó al preparador físico de Pumas Tabasco a prepararse con todas las herramientas posibles para hacer de su hijo un niño igual a todos, incluyendo su gusto por el futbol, al grado de que en el Club Universidad y junto a Andrés Lillini existe un proyecto para entrenar a niños con capacidades diferentes.
“No es fácil cuando te dan un diagnóstico así, pero hoy yo no veo su condición, veo a mi hijo, que juega, que hace sentir amor y a veces enojo porque es travieso, pero es mi motor para seguir día a día y todo lo que hago es por él, y justo por eso hablamos Andrés Lillini (antes director de Fuerzas Básicas y ahora entrenador del primer equipo).
“Pensamos con Andrés en un proyecto para entrenar los sábados a niños con discapacidad, pero se nos atravesó la pandemia, ojalá más adelante pueda hacerse porque ahora es muy difícil. Él pensó en mí porque sabía que me encantaría y sería un honor para mí trabajar en eso para niños con discapacidad”, dijo a RÉCORD.
Arístides reconoció que al inicio no fue fácil saber la condición de su hijo; sin embargo, hoy es su máximo orgullo.
“Al principio sí me costó mucho, pero ahora él es lo mejor que tengo, es mi orgullo, siempre voy a estar con él, lo disfruto mucho, él es un amor y es todo para mí. Es un niño espectacular y no veo algo diferente en él, para mí es un niño normal.
“Le encanta el futbol. Lo llevo a cantera por la tarde, cuando están los niños chiquitos y juega, pero con la pandemia ya no se pudo, pero cuando se podía jugaba con ellos, con la categoría de 12 años que eran los que entrenaban a esas horas”, indicó.