Las barras son grupos que a las autoridades tanto deportivas como gubernamentales se les salieron de control, e incluso dejaron de tener el fin comercial con el que fueron creadas en la década de los 90, así lo explicó a RÉCORD, Hugo Sánchez Gudiño, profesor e investigador de la ENEP Aragón y la Facultad de Ciencias Políticas ambas de la UNAM, experto en grupos de choque y de animación deportiva desde hace 20 años.
“La función cuando fueron creados era de apoyo y soporte al marketing de la industria que en aquellos años estaba a la baja y se buscó un mecanismo para publicitar de manera más eficiente la comercialización; sin embargo, poco a poco se fueron saliendo de control y fueron perdiendo las características que les dieron origen para convertirse en grupos que incubaban violencia y lograron agrupar a mucha gente joven con problemas de empleo, violencia, inadaptación, y conjuntado se convirtieron en un cocktail explosivo.
“Los directivos que mueven al futbol su visión es de negocios más que la problemática económica y social que vivimos y con esto se vuelve complicado entender, y las soluciones que han encontrado a lo largo de dos décadas en que el problema ha estado presente han sido muy coyunturales y pocas veces se han atrevido a ir a la raíz del problema, y la autoridad gubernamental a veces incurre en los mismos errores, y enfrentar a este monstruo de mil cabezas tiene su grado de complicación”, explicó el experto, quien apuntó que “los directivos y las autoridades a pesar de su esfuerzo no llegan a comprender el problema y es porque lo ven estrictamente deportivo, pero forman parte de la sociedad y es un espejo de la realidad, el futbol es una catarsis y un espejo de una sociedad violenta como la nuestra”.
Incluso, Hugo Sánchez Gudiño enfatizó que la violencia es parte del problema, pero desaparecer a las barras no sería la solución al mismo.
“La raíz es que vivimos en un ambiente violento y todos los actores políticos tenemos una cuota de responsabilidad y la otra parte es que estos grupos fueron financiados, fortalecidos y ahora que son un enorme Frankenstein la raíz es cómo los controlas y vuelves pacíficos.
“La desaparición no resolvería el problema, lo empeoraría porque los grupos violentos cambiarían de nombre, de máscara y seguirían presentes, la solución es un diagnóstico más serio y completo de las autoridades deportivas y gubernamentales”.