Cuando Christian Giménez decidió emprender la aventura de jugar en el futbol mexicano en 2004, la vida de su familia cambió para siempre, especialmente la de su pequeño hijo de tres años, Santiago. La llegada a un Veracruz de época se trató sólo del primer paso que el 'Chaco' dio en nuestro balompié, en el que triunfó con Pachuca, sufrió con América y se convirtió en figura de Cruz Azul, para posteriormente enamorarse del verde, blanco y rojo y tener algunos minutos con el Tricolor, pasión que heredó a su 'Bebote'.
'Santi' nació en Buenos Aires, es verdad, pero sus primeros pasos futbolísticos los dio en una gigantesca playera de los Tiburones heredada por su padre. Aquellos escualos eran comandados por el mismo Christian, Walter Jiménez, Kleber, Cuauhtémoc Blanco y Pablo Quatrocchi, uno de los capitanes de aquel conjunto y quien acompañó a los Giménez desde el primer momento de su travesía.
"Conocí al Chaco en el aeropuerto, llegamos desde Argentina contratados por Veracruz. Ahí los conocí a su familia, somos amigos; 'Santi' era muy chiquito, muy amigo de mi hijo mayor que tiene la misma edad. Pasamos momentos increíbles. Éramos una familia, vivíamos en el mismo edificio, compartíamos almuerzos, cenas, estábamos todo el día juntos.
"‘Santi' era un niño travieso, que nos acompañaba a todos lados, era cariñoso sobre todas las cosas. Con el tiempo me encuentro con esos recuerdos y 'Santi' merece todo lo que le está pasando, no sólo lo disfruta su familia, lo disfrutamos todos", comentó el 'Jefe' en charla con RÉCORD.
Giménez vivió la mejor temporada goleadora inicial para un jugador en Europa tras marcar 23 goles en la 2022-23. Este inició de campaña ha anotado 12 dianas más, por lo que está llamado a ser el futuro de la Selección Mexicana.
"Está haciendo todo bien para eso. Va a depender de él y de su futbol, pero las condiciones las tiene y el momento que está pasando es excelente", apuntó Quatrocchi.
SU SUEÑO: NECAXA
Luego de su paso por un histórico Veracruz, Pablo Quatrocchi regresó a Argentina, pero la gran impresión que dejó en México hizo que Necaxa se fijara en él para ser base como defensa central y capitán en busca de la salvación. Lamentablemente el objetivo no se cumplió y los Rayos descendieron en 2009.
Sin embargo, el 'Jefe' no se bajó del barco rojiblanco pese a estar en la mira de equipos como América y en un año regresó con los electricistas a Primera División. Esa entrega y fidelidad lo convirtieron en el último gran ídolo del necaxismo, etiqueta que acepta con humildad en una visita a Aguascalientes.
"No pasa porque yo me consideré (ídolo), es por el trato y cariño que recibo cada que vengo a la ciudad. Me da mucha alegría volver y reencontrarme con amigos, que aunque pasan los años siguen recordándome", comentó el exzaguero argentino.
Tras su retiro como jugador, Pablo comenzó una nueva faceta, la de entrenador en Quilmes, Douglas Haig y tres interinatos en Estudiantes, todo en Argentina. Y ahora le gustaría ocupar un banquillo en México, especialmente en sus amados Rayos.
"Sé que en algún momento va a llegar, no me gusta forzar las situaciones y soy muy respetuoso de los tiempos, pero es un deseo, mi deseo, y en algún momento tengo la confianza y la de que se va a dar", concluyó uno de los jugadores más ovacionados en el juego de leyendas por el Centenario de Necaxa, en el Estadio Victoria.