La elección de ser portero llegó muy pronto en su carrera. Luis Ángel Malagón está convertido en una pieza fundamental en el esquema del América de André Jardine después de haber conseguido el título, el primero en su carrera, siendo una pieza clave en la Final, y con ello hace sentido aquella decisión que tomó hace muchos años cuando optó por jugar en la portería porque no le gustaba correr y porque él consideraba que estaba “gordito”.
El futbol siempre fue la apuesta para Malagón a pesar de que las condiciones en casa no eran las mejores; sin embargo, el arquero se aferró a su sueño y a lo largo de su carrera superó muchas dificultades que culminaron con su primer campeonato a nivel profesional y ahora con su renovación hasta 2027 con las Águilas.
Su primer obstáculo siendo un niño fue quitar la idea de que estar arriba de peso y el hecho de que no le gustara correr no representaran un problema para su posición y es que una vez estando en la cancha bajo los tres palos siempre demostró cualidades distintas, mismas que lo llevaron a las Fuerzas Básicas de Santos en Torreón.
Y fue ahí donde se topó con su primer fracaso, pues siendo parte de la categoría Sub 15 la directiva lagunera lo corrió por una falta al reglamento interno, por lo que tuvo que regresar a su natal Michoacán, donde recibió la oportunidad con el Real Zamora, equipo donde continúo su formación hasta que fue captado por Monarcas Morelia.
De 2015 a 2020 defendió el arco del conjunto michoacano, consiguiendo su sueño de debutar en Primera División en el Torneo Clausura 2019, para que posteriormente fuera visto por Necaxa, con quienes jugó dos años siendo el titular inamovible, lo que le abrió el camino para llegar a Coapa donde le bastaron apenas unos juegos en la banca para quitarle el puesto a su compañero Óscar Jiménez.