El tridente de adrenalina, pasión y rivalidad que se vive dentro de un Clásico Nacional ha ocasionado que la línea del 'respeto' por el oponente penda de un hilo en más de una ocasión y, con los ánimos encendidos, se desarrollen broncas indelebles que quedaron grabadas en la mente de los aficionados. Cuauhtémoc Blanco protagonizó una de ellas en el Verano 99 con Felipe Robles, pero después de 22 años acepta que no deben suceder.
"Me arrepiento mucho, son calenturas que tiene uno en el campo y pasan. La verdad te arrepientes de esa situación, pero lo hecho, hecho está", señaló el Temo a RÉCORD, al tiempo de reconocer que las derrotas en este tipo de encuentros duelen aún más y la cabeza se deja llevar por la euforia.
"Es la pasión, a nadie le gusta perder, pero sí puedes dejar con diez jugadores al equipo si te vas expulsado y el esfuerzo es doble o triple para los compañeros", indicó.
El Cuau desea ver mañana en el Estadio Azteca un duelo con espectáculo y que no pase nada a mayores. Que haya mucha diversión y la violencia quede de lado.
"Ojalá que tengan un buen partido y que se diviertan los 22 jugadores dentro de la cancha. Han habido peleas en los Clásicos porque al final de cuentas se calientan, pero hoy por hoy aprendí a no perder la cabeza, tener los pies muy calientes y la cabeza muy fría en estos partidos", compartió.
El exjugador azulcrema también se dio tiempo para hablar del partido contra Chivas que más disfrutó en su carrera como profesional.
"Fueron varios, pero el que me viene bien a la mente fue cuando estaba Beenhakker de entrenador. Creo íbamos empatados 3-3 y, como se dice en el argot futbolístico, metí el gol de gane, de cabeza y ni sabía cómo festejarlo; fui y abracé de la emoción al técnico porque estaba chavo y apenas empezaba. Fue de gran satisfacción ese gol y la gente se retiró feliz porque fue un partidazo", apuntó Blanco.