Los primeros 45 minutos de México en Rusia 2018 ya son históricos. Los seguirán recordando los hijos de nuestros hijos: el Tri le dio cátedra a Alemania y con gol del Chucky Lozano nos fuimos al descanso.
Éramos locales en el Luzhniki de Moscú. Había playeras blancas y banderas con las franjas negras, rojas y doradas, pero latía un corazón: el verde, con fuerza, retumbaba en las tribunas a un sólo ritmo, en sintonía con 11 guerreros en el campo. El resto del mundo no daba crédito.
Juego de Este a Oeste y de regreso, de ida y vuelta. La Mannschaft intentó con Werner en punta, Özil detrás, con Draxler y Müller por los costados, pero siempre chocaron con una muralla.
Gallardo da el partido de su vida, como lateral por izquierda, el sector más frecuente del ataque germano. Pero Chucho está hecho un monstruo. Perdónanos Osorio, por las veces que dudamos de su posición. Ochoa no ha dado un rebote, Moreno es el comandante inquebrantable y Hugo Ayala le sigue a tono.
Adelante se mostró fallón Javier Hernández, pero con su pase de gol se ha redimido. El Chicharito puede desaparecer y aparecer cuando quiera.
Descolgada feroz: freno al ataque europeo, descolgada, recibe Vela, de Vela a Hernández, de Hernández a Lozano, que entró como tren bala por izquierda, internó en el área, recorte y disparo a primer poste, pegado, imposible para Neuer. Golazo. Golazo. Golazo.
México gana 1-0 al Campeón del mundo con categoría, no con suerte, con un planteamiento de genio por parte de Osorio. Profe, así no vamos por el quinto partido, vamos por siete en Rusia. Vamos, México.