Nicolás Castillo es el jugador más privilegiado del Pedregal. El hombre que ha sido uno de los aciertos en la gestión de Rodrigo Ares de Parga por su capacidad goleadora, llegó a romper con la imagen de sencillez y de institución austera que ha caracterizado históricamente a Universidad Nacional.
Las preferencias del presidente hacia el chileno son un factor que ha ocasionado molestia en el grupo debido a la conducta del jugador, pues no habla con muchos de sus compañeros, ignora a los canteranos y a veces no termina los entrenamientos.
RÉCORD consultó fuentes cercanas al equipo y todas coinciden en que Castillo está fuera de control y todo por la venia del presidente, quien es el único con el que el delantero habla para todo: permisos, quejas, incluso pasando por encima del cuerpo técnico, pero con el tiempo la conducta del jugador ha empeorado, al grado de que al término del partido ante Puebla, donde sólo jugó siete minutos, ya que fue expulsado, Nico le alzó la voz al presidente.
Se sabe que el andino pidió vivir cerca de un campo de golf; se lo cumplieron y diario cruza desde el poniente de la ciudad para llegar a la Cantera, ubicada al sur de la capital.
Tampoco ha ido a eventos del club, como la despedida de Darío Verón. No acude al palco de jugadores del Olímpico Universitario cuando juega el equipo y él ha estado lesionado o suspendido.
En Pumas saben que Castillo confía sólo en gente chilena, por ello contrató (además de todo un cuerpo médico) a un preparador físico andino, al cual los felinos tienen que reportarle y ese es el motivo por el que Nico no acepta ponerse el GPS que usan todos los jugadores, para que los reportes se le manden a su preparador, quien ha coincidido en varias cosas con los mexicanos, pero el jugador tampoco les hace caso.
Incluso, ha tenido diferencias con empleados del club por su forma de pedir las cosas, como hace unos días ocurrió cuando frente a todo el equipo le exigió al preparador físico del equipo que le llevara el GPS porque “se le había olvidado”. Castillo fue ‘invitado’ a pedírselo amablemente a los utileros, pero se negó. Alzó la voz y reiteró que para eso estaba el preparador físico.
Además, Nico utiliza a una integrante del staff de prensa como su chofer, ya que le lleva su Porsche a la puerta, y así puede evitar contacto con prensa y aficionados. Esos son algunos de los privilegios que Castillo goza en Pumas, pero de los que nadie habla públicamente por miedo a represalias de la directiva.