La vida de Nizar Trabelsi dio un giro inimaginado cuando su carrera como jugador comenzaba a alcanzar su punto más alto.
Luego de ser transferido al Fortuna Düsseldorf en 1989 para militar en la Bundesliga y haber formado parte de las selecciones juveniles de Túnez, parecía haber hallado en Alemania el destino donde toda su capacidad sería explotada al máximo para así convertirse en una leyenda del futbol de su país.
Sin embargo, el dinero y la fama cegaron al mediocampista, que eligió el camino de las drogas, el alcohol y el sexo, en lugar de los entrenamientos y las concentraciones, por lo que su futuro como estrella se alejó cada día más.
Trabelsi terminó su carrera en el modesto VFR Neuss, equipo de Ligas menores en Alemania y en sus últimos años como profesional fue víctima de la influencia del jordano Abu Qatada y del egipcio Abu Hamza, señalados por el FBI y la policía española como piezas de Al Qaeda en Europa, quienes comenzaron a ‘meterse’ en la cabeza de Trabelsi para que finalmente se uniera en 1998 a los talibanes en Afganistán y formara parte de una red de tráfico de diamantes.
Dos años más tarde, volvió a Alemania para comunicarle a su esposa que había decidido convertirse en un 'mártir de Alá’, por lo que ella debía acompañarlo a Pakistán para cruzar la frontera e instalarse en Jalalabad, Afganistán.
Después, el exjugador tuvo la oportunidad de conocer y tomar el té con Osama Bin Laden, quien conocía todo acerca de su vida.
“Me dijo que era como un padre para mí. Por eso lo amo”, confesó.
Su primera misión fue participar en la destrucción de las estatuas de los Budas de Bamiyan, en marzo de 2001, por ser consideradas objeto de culto por el régimen talibán, y más adelante tuvo como objetivo estrellar un camión cargado con 950 kilos de explosivos contra la base militar de Kleine-Brogel, en Bélgica.
Sin embargo, el segundo ataque, en el que él debía morir como mártir, nunca se concretó, ya que el 13 de septiembre de 2001, dos días después de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, fue detenido en Bélgica y encerrado en la prisión alta seguridad de Forest.
El 30 de septiembre de 2003, luego de un largo proceso judicial en el que confesó sus crímenes y haber tenido conocimiento de lo que iba a ocurrir el 11 de septiembre, Trabelsi fue condenado a 10 años de prisión. Mientras cumplía su condena, fue extraditado a Estados Unidos de forma confidencial y extrajudicial, donde actualmente cumple cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad.
De hecho, Trabelsi contrató al mismo abogado que defendió en diferentes causas a Abdelhamid Abaaoud, cerebro del ataque del año pasado 13 de noviembre en París y abatido en Saint Denis, para que revisen su extradición, pero su petición fue rechazada el 17 de diciembre por el tribunal galo de Estrasburgo.