Mientras reacondiciona su oficina de toda la vida, esa que está ubicada por el microcentro porteño, en Buenos Aires, César Luis Menotti se da el gusto de elegir sus entrevistas.
Brinda pocas: “Sé que me llevan tiempo porque siempre tengo algo para decir, me conozco”, asegura el Flaco, quien no fumó un solo cigarrillo en toda la charla y mientras asume que elige a RÉCORD por una sencilla razón: “Amo a México y sé que, cada tanto, debo hablar para ellos. Me dieron mucho, realmente siento nostalgia y los quiero”, dice con firmeza.
¿Y hoy a qué te dedicas?
Mi vida siempre está relacionada al futbol, así no dirija o sea manager de algún equipo. En este momento no hago nada directamente relacionado con el futbol, pero sí me dedico a analizar partidos y escribo mucho sobre eso. Miro mucho futbol permanentemente y por sobre todas las cosas, discuto sobre eso.
¿Con algún plan de estar más activo o sencillamente así estás bien?
Estoy construyendo una idea sobre el hincha y las relaciones con el futbol. Se trata de profundizar sobre cómo se ha modificado la relación entre el futbolista y el espectador.
¿Ha cambiado mucho eso con el paso del tiempo y con el crecimiento de los negocios?
Yo noto que se ha destruido ese sueño de futbolista eterno que es que la gente lo quiera. Yo, como jugador e incluso como entrenador, siempre busqué generar una relación afectiva con el espectador, con el hincha.
Es lo que le sucede a los artistas cuando suben a un escenario: aunque se equivoquen, lo que quieren es demostrar que hacen todo lo posible por que el público los quiera. A mí me da la impresión que esa relación dejó de ser afectiva porque el hincha dejó de tener, salvo raras excepciones, ese vínculo emotivo con los equipos y con sus protagonistas. En realidad los equipos no logran generar ese vínculo afectivo con el hincha y eso es grave.
Pero, ¿son los equipos que no pueden o la gente que no quiere?
Puede ser que sean ambas cosas, pero la sociedad de hoy ha sufrido una desculturización terrible y es profunda, desde hace 30 años. Desde todo punto de vista: la música, las letras, el arte en sí... lo que vos quieras. Pero como yo debo hablar de futbol, hablo de futbol, que no ha sido ajeno a esto que te estoy diciendo.
¿Entonces el eterno debate de ideas, cambió de foco?
No. El debate se mantiene entre ganar o perder, jugar bien o jugar mal. Y eso está mal. Ya no se debate sobre la lucha eterna que yo he tenido a lo largo de mi vida profesional.
¿Es el hincha que ha cambiado genuinamente, o los medios han colaborado en esa mutación?
El futbol se transforma. Empieza a perder la posibilidad manifiesta que tiene de la representatividad. Cuando yo veo jugar a un tipo como lo hacía Riquelme, por ejemplo, o como lo hacía Sivori, Pelé o Maradona... Bueno, ese tipo de juego, con esos tipos yo siento que me están representando. Y no estoy hablando como exfutbolista. Lo digo por el sentimiento hacia el juego.
¿Y ya no hay jugadores que te provoquen eso?
(Piensa)... Y... jugadores hay. No es que no hay. Sucede que los jugadores tienen una terrible dependencia de las conducciones.
El futbol, fundamentalmente el argentino, se ha desmoronado a pedazos por la incapacidad de la conducción. Nosotros hemos vivido 30 años de vergüenza en el futbol argentino y eso es muy difícil de recuperarlo. Nadie tiene un proyecto serio. Y claro, jugadores salen, Argentina es generador de futbolistas. ¡Pero así como nos faltan vacas, nos faltan jugadores!
¿Y por qué sucede eso?
Porque hay una confusión muy grande, y además jamás se ha planteado qué lugar ocupa el futbol en la sociedad argentina. Es decir: ¿qué es el futbol?
¿Y qué es?
La gente habla y habla y habla del futbol, de los millones. El futbol no es Messi, Guardiola y todos esos tipos que ganan toda esa plata, que demás, está aclarar que se la merecen.
En el futbol hay pibes que no les alcanza para llegar a fin de mes, que van en colectivo a entrenar. Si no focalizamos en lo que realmente importa y todo lo que el futbol puede lograr a favor de la cultura, y cuando digo cultura, no hablo de que lean a Borges.
Hablo a favor de la cultura del respeto, de lo social, de la solidaridad. ¡Yo me crie en un pueblo que jugábamos esquina contra esquina! ¡Yo representaba a un barrio!
Esto se trata sobre el sentido de pertenencia que pareciera que está en extinción...
Así es. Cuando la pelota saltó de los barrios a los escritorios, en aquel momento los escritorios eran administradores de los sentimientos de la gente.
Esos valores se fueron destruyendo y hoy el futbol lo maneja cualquiera. Hoy el futbol es el gran negocio de pocos. Hemos construido un mundo terriblemente peligroso. Y el futbol podría haber sido uno de los lugares de refugio a todo esto.
Yo iba a la cancha de la mano de mi papá. Hasta me acuerdo cómo me peinaban: mi mamá me ponía gomina en el pelo para ir a ver a Central.
No entiendo qué nos pasa.
¿Entonces qué es el futbol en estos tiempos?
La única idea que define al futbol es la belleza. El futbol es como las mujeres, eso no quiere decir que sean buenos, ja.