Durante un partido en Croacia, en el que el Dugopolje enfrentaba al Sevestre, ambos equipos de Segunda División, el árbitro decidió que a pesar de que un jugador anotara un penalti, no lo marcaría como válido porque la malla estaba rota.
Aunque claramente el jugador mandó el balón dentro del arco, el esférico salió de éste porque había un agujero en la red y el silbante tras no observar el balón en la portería, decidió marcar saque de meta.
El partido terminó en un empate (2-2), debido a que el juez del compromiso anuló el gol que rompería la igualada.