El Celta de Vigo tomó el estadio de La Cerámica y tumbó a un Villarreal (2-3) que reaccionó tarde y se mostró como un equipo vulnerable y sin gol durante más de 80 minutos. Néstor Araujo disputó todo el encuento con los celtistas; mientras que Miguel Layún no estuvo ni en la banca del Submarino Amarillo.
Cuando parecía que el primer tiempo acabaría con el empate inicial Brais Méndez recibió un pase hacia atrás de Iago Aspas, remató de primeras desde fuera del área y aunque Asenjo tocó el balón no pudo evitar el gol.
Si el primer tiempo acabó de la mejor forma posible para los gallegos, el arranque de la segunda parte todavía mejoró más el panorama del Celta, con otros dos goles consecutivos, uno en el minuto 48 de Okay y otro en el 50 de Maxi Gómez que supusieron un duro golpe psicológico y casi definitivo para el Villarreal pese a que quedaba casi toda la segunda parte por disputarse.
El partido se encaminaba a su final con un infructuoso intento del Villarreal por acortar distancia ante un sereno Celta, si bien un grave error de Rubén le dio un giro sorprendente al partido.
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Un pase atrás del jugador del Celta a su portero permitió al equipo de Calleja acortar distancias en el marcador por mediación de Bacca tras una falta ejecutada desde el centro del área que además dejó tocado al equipo visitante.
De hecho, de nuevo Bacca marcaría en el 87 para poner el 2-3 en el marcador y dar esperanzas a su equipo de al menos salvar un punto en un partido que de ser casi plácido para el Celta se tornó en un calvario, con un balón de Gerard Moreno al palo que pudo ser el 3-3 en el 92'.