Mario Carrillo cosió con el hilo de la confianza una relación afectiva con Guillermo Ochoa. Cuando el ‘Capello’ comandó al América, observó a Memo con los ojos del futuro.
En aquel entonces, el arquero Sebastián Saja había sido fichado por el exentrenador Oscar Ruggeri; a Carrillo le bastaron un par de entrenamientos para que Ochoa fuera el titular. Lo demás es historia.
“Yo siento a Saja y meto a Memo; puse mi alineación. Estaba Saja, y yo, luego luego, elegí a Memo por muchas razones. Me siento un privilegiado por haberlo dirigido. Hoy por hoy es uno de los más grandes arqueros que ha dado el país. Si me apuras, si me das tres arqueros de toda la historia, por supuesto que yo hablo de Guillermo Ochoa”, sentenció don Mario.
Carrillo explicó que el roce internacional de Memo ha marcado la diferencia, cuando se le compara con otros arqueros de época del balompié mexicano.
“Quiero mucho a Campos, quiero mucho a Larios, pero el único portero que ha trabajado en Europa, es Guillermo Ochoa. De toda la historia, si no es el mejor, es de lo mejor que ha dado México y para mí es un privilegio haberlo dirigido”, reconoció.
Después de haberlo dirigido como auxiliar técnico de Javier Aguirre, en 2010, Mario cuenta la anécdota: “De hecho, él iba a parar en Sudáfrica, pero el que mandaba era Javier y eligió al Conejo”.
Carrillo dijo que se meterá en la historia como otro ‘Cinco Copas’: “La Volpe lo llevó a Alemania, lo llevamos nosotros a Sudáfrica; después, en los momentos en los que jugó, hizo que México brillara en 2014 y 2018. Va por cinco Mundiales”.
Piedra angular de estos triunfos, fue aquella decisión de Carrillo, cuando un día en Coapa, sentó a Sebastián Saja y le dio los guantes de la confianza a Guillermo Ochoa.