El Leganés de Javier Aguirre continúa agarrándose a sus pocas opciones de salvación con una victoria épica contra el Valencia (1-0), que jugó casi toda la segunda parte con uno más y llegó a fallar una pena máxima.
Afrontaban los locales la cita habiendo sumado ante rivales directos cuatro puntos de los últimos seis. Sin embargo, sobre ellos pesaba una crítica por falta de la ambición que se le presupone a quien salta al césped con la soga del descenso al cuello en cada partido.
Pedírsela en adelante cuando hasta el final de temporada tenían que ganar como mínimo dos partidos de tres ante el Valencia, el Athletic y el Real Madrid en LaLiga parecía demasiado. Y sin embargo rompieron los pronósticos para salir valientes.
Eso sí, quizás el guion hubiera cambiado si a los siete minutos Guedes no se hubiera encontrado con el larguero en un latigazo desde larga distancia cuya trayectoria desorientó al guardameta Iván Cuéllar.
Los 'Pepineros' lograron habríar el marcador luego de que un cabezazo prolongado de Siovas en el interior del área tocó en la mano de Kondogbia, quien había dejado el brazo atrás y se sancionó penal. Asumió la responsabilidad, porque en la situación del Leganés cualquier acción de este tipo lo es, Rubén Pérez. Y, brazalete en el hombro, engañó a Jaume antes de celebrar la diana con rabia.
Sin embargo en una campaña tan accidentada como está siendo la de los blanquiazules, rara vez hay alegría sin castigo. Poco después un músculo de la pierna de Kevin Rodrigues, de los mejores jugadores de la plantilla este curso, cedió para su desgracia.
Tras el primmer tiempo, había aroma a drama en un anfitrión que suele ponerse febril cuando le acaricia la más mínima brisa. El temor no era infundado ya que a los pocos minutos Jonathan Silva se pasó de revoluciones en una entrada por detrás que fue castigada con tarjeta roja tras acudir Melero López al VAR.
La herramienta tecnológica fue también decisiva para señalar un penalti a favor de los de Voro por mano de Tarín cuando los madrileños estaban embotellados en su área. Le pegó Parejo y detuvo Cuéllar en una intervención que se celebró desde el banquillo casi como un gol.
Un receso en el via crucis seguro que iban a tener que afrontar los blanquiazules si querían la victoria. Ferrán, con un cabezazo que rozó el larguero, y Parejo en una falta desviada por el portero recordaron la garantía de sufrimiento.
Resistió sin embargo la fortaleza del Leganés pese al acoso constante y los siete de añadido para obtener vida extra en su complicada batalla por una supervivencia que a pesar de todo sigue sin depender de él. La consigna continúa siendo clara, puntuar como sea y esperar.