Un doblete del delantero turco Enes Unal permitió al Getafe sumar su primera victoria de la temporada al ganar, bajo una intensa lluvia, al Espanyol, que marcó por medio de Sergi Gómez y acusó demasiado la baja de su máximo artillero, Raúl de Tomás.
Consciente de la obligación por ganar debido a su necesidad, el Getafe salió al césped con una marcha más que su rival, al que en los primeros minutos dominó gozando de varios acercamientos con peligro, uno de ellos con un disparo desde la frontal de Carlos Aleñá que despejó bien Diego López.
El dominio, y sobre todo la intención, tuvieron su premio para el Getafe, que a los 31 minutos se adelantó en el marcador. Fue tras un centro del uruguayo Damián Suárez desde la derecha que, tras un rebote, recogió Koffi para ceder con el pecho a Enes Unal, que se colocó el balón para realizar una chilena y superar por alto a Diego López.
La alegría le duró poco al equipo madrileño porque seis minutos después igualó la contienda el Espanyol. Adrián Embarba botó un córner desde la derecha, el central uruguayo Leandro Cabrera remató picado de cabeza un balón que se estrelló en el larguero y el rebote le llegó a Sergi Gómez, que marcó de un disparo con la pierna izquierda.
Ese gol sentó como un mazazo al Getafe, que antes del descanso a punto estuvo de lamentar otro tanto, en esta ocasión tras una galopada de Embarba, que, en el mano a mano, lanzó un disparo por bajo que despejó con acierto David Soria.
La segunda mitad comenzó como acabó la primera, con el Espanyol dominando el juego y llevando la iniciativa tras el bajón experimentado por el Getafe, que, pese a estar viviendo su peor momento, logró marcar el segundo tanto tras una genialidad de Carlos Aleñá, que puso un balón por alto al desmarque de Enes Unal, que a la carrera, y a la espalda de la defensa, remató a gol con la pierna derecha.
El Espanyol buscó con insistencia el empate pero acusó demasiado la ausencia de su jugador más determinante, Raúl de Tomás, autor de seis tantos esta campaña y que no pudo jugar por sanción. Loren Morón y el belga Landry Dimata fueron los encargados de liderar el ataque del conjunto catalán, pero ninguno de los dos fue capaz de superar a la defensa azulona, que en los instantes finales tiró de oficio para despejar de todas las formas posibles los balones que llegaron a su área.