El Celta tomó aire en el Coliseum Alfonso Pérez con una victoria sobre el Getafe (0-3) que hundió en la última plaza a un equipo moribundo y sin rumbo que, si no cambia radicalmente, acabará la temporada sin remedio en Segunda División.
El Getafe, en estos momentos, es capaz de resucitar a cualquiera. La llegada de Quique Sánchez Flores, por ahora, no ha surtido efecto. Aunque el Getafe mejoró en su estreno frente al Levante (0-0), volvió a las andadas contra el Celta, que se alejó del descenso gracias a una segunda parte contundente en la que Santi Mina, con un doblete, y Iago Aspas, marcaron para hundir a su rival.
Tanto Quique como Coudet afrontaron un duelo marcado por las urgencias. Sobre todo el Getafe, que saltó al terreno de juego sin victorias en su casillero. Sólo dos puntos, los que consiguió tras empatar las anteriores jornadas, lucían en la clasificación de LaLiga. Números muy tristes para el colista, que hace no mucho paseaba su nombre por Europa.
Al Celta tampoco le iba bien la temporada. Su arranque, irregular para un equipo con nombres de una calidad más que contrastada, no es normal. Pero hace tiempo que el cuadro gallego peca de ser una montaña rusa de la que no se baja para mantener sus dinámicas peligrosas. Al borde del descenso, a sólo un punto, necesitaba ganar sí o sí.
Con ese panorama, fue curiosa la decisión de ambos entrenadores, que no hicieron cambios en sus alineaciones pese a sus malos resultados. Quique apostó de nuevo por llenar de mediocentros destructivos en su once (hasta cuatro), mientras que Coudet lo plagó de hombres creativos. Se juntaron dos estilos diferentes que iban a chocar para prácticamente anularse mutuamente.
Ese guión provocó un atasco monumental en el centro del campo. Era imposible gobernarlo. Por lo menos, en la primera parte, en la que la circulación de la pelota era una quimera. Sólo en momentos puntuales, se pudo enhebrar alguna jugada. Y, casi todas, las hizo el Celta, que acaparó la mayoría de las ocasiones.
Al principio lo intentaron Nolito y Brais Méndez, pero se encontraron con David Soria. Al final, de nuevo Nolito, en un mano a mano, fue quien pudo marcar en la ocasión más clara. Pero, de nuevo, el portero del cuadro azulón, frenó al Celta. Mientras, el Getafe sólo salió de la madriguera con un cabezazo de Mauro Arambarri y con una falta lanzada por Sandro Ramírez que se marchó fuera por muy poco.
Precisamente, Sandro, tal vez el hombre más en forma del Getafe esta temporada, tuvo que retirarse lesionado al borde del descanso. Quique sacó al terreno de juego a Enes Ünal y así finalizó el acto inicial, con malos augurios para el Getafe.
Éstos se confirmaron a los pocos minutos de la reanudación. Un fallo tremendo de David Timor, en una entrega errática hacia Jorge Cuenca, provocó el primer tanto del Celta. El pase hacia atrás de Timor lo recibió Iago Aspas, que se encontró con una mano salvadora de Soria. El portero del Getafe consiguió despejar a córner, pero el lanzamiento posterior de Brais Méndez lo cabeceó a la red Santi Mina, que desencadenó la tormenta perfecta para el equipo de Quique.
Y es que, el tanto del Celta hundió al Getafe. Cualquier golpe para un grupo desmoralizado, iba a ser definitivo. Y más cuando a los dos minutos del gol de Santi Mina, Brais Méndez se sacó de la chistera un pase magnífico que no desaprovechó Iago Aspas para hacer el 0-2.
Y, si parecía que la noche no podía ir peor para el Getafe, llegó la expulsión de Djené Dakonam, que clavó los tacos en el tobillo de Santi Mina. El VAR, aunque fue una jugada fortuita, fue implacable y no perdonó al defensa togolés. En ese instante, el minuto 63, el partido terminó definitivamente.
Lo único que le quedaba al Getafe era pelear por no recibir una humillación. Lo consiguió a medias, porque Santi Mina, tras recibir un pase estilo Guti de tacón del brasileño Thiago Galhardo, cerró la cuenta para el Celta.
El daño fue tremendo para el equipo de Quique, que sigue sin ganar y muestra unos síntomas muy preocupantes. Todo lo contrario que el Celta, que salió fortalecido del Coliseum Alfonso Pérez con una victoria contundente con la que se coloca cuatro puntos por encima del descenso.