Italia reapareció este lunes y venció gracias a un gol de cabeza en la primera parte del centrocampista Nicolo Barella a una selección de Países Bajos que tuvo la pólvora mojada (0-1).
Los hombres de Roberto Mancini hicieron circular la pelota de una forma magistral, ejercieron una presión asfixiante y crearon peligro cada vez que estuvieron cerca de la portería de Cillessen.
Explotaron especialmente la banda izquierda, pues tanto el gol como las mejores ocasiones llegaron por ahí, en una mala noche del lateral holandés Hans Hateboer. Lodeweges incluso lo quitó cuando quedaban 20 minutos para el final del partido.
Países Bajos echó de menos a sus tres defensas lesionados: Matthijs de Ligt, Stefan de Vrij y Daley Blind. Arriba, Memphis Depay fue más voluntarioso que efectivo, a Donny van de Beek le falló la puntería y Luuk de Jong entró al césped demasiado tarde.
Dos disparos del italiano Lorenzo Insigne en menos de tres minutos, uno fuera y otro detenido por Cillessen, fueron el aviso de que las cosas no iban bien para los neerlandeses. Al filo del descanso, un saque de banda que parecía inofensivo propició el gol.
Los visitantes triangularon, los holandeses se quedaron mirando y el centro de Ciro Immobile encontró la cabeza del más bajito de la clase, Nicolo Barella, que con sus 1.72 metros de altura superó al lateral que lo marcaba, Nathan Aké. El testarazo, con los tiempos perfectamente marcados, entró en la portería por arriba y puso el 1-0 en el marcador.
En la parte complementaria, los italianos le pusieron cloroformo al partido, cedieron espacios y la sombra del catenaccio reapareció. Funcionó, pues el rugido de los leones holandeses no llegó a traducirse en mordidas, ni siquiera con los peligrosos cabezazos de Luuk de Jong. Depay desaprovechó la última jugada con una volea al borde del área pequeña que picó demasiado y se fue arriba.