Zinedine Zidane dejó una imagen jamás vista en su trayectoria como entrenador cuando al acabar el partido entre el Real Madrid y el Sevilla (2-2) se dirigió al centro del campo a protestar al árbitro Juan Martínez Munuera por señalar el penalti por mano de Éder Militao en el minuto 74.
El técnico pidió explicaciones al árbitro, siempre de forma educada, por una decisión, para él, incomprensible. Como también expresó Dani Carvajal, lesionado y en la grada del estadio Alfredo di Stéfano, en su cuenta oficial de Instagram a los pocos segundos de conocer la decisión: “Qué vergüenza”, escribió.
Zidane se acercó al centro del campo y Martínez Munuera le reprodujo el gesto del brasileño Éder Militao, aunque ni éste ni el alemán Toni Kroos, también en la conversación, se fueron convencidos a los vestuarios.
Una acción que pudo caer para cada uno de los equipos, ya que se analizó la mano dentro del área de Militao previa al penalti señalado del marroquí Bono sobre Karim Benzema.
Una circunstancia pocas veces vista, y más con gran parte de las opciones al título de LaLiga en juego. Con la presión de los integrantes de cada uno de los equipos mientras miraba la pantalla del sistema de videoarbitraje (VAR), el árbitro se decantó por señalar la infracción de un Militao que se encontraba de espaldas al esférico tras saltar en la lucha por un balón aéreo.
Pena máxima que cuatro minutos más tarde, en el 78', se encargó de transformar el croata Ivan Rakitic para hacer el 1-2 que finalmente igualó en el 94', sacando un punto que les deja a dos del líder, el Atlético de Madrid, a tres jornadas para acabar LaLiga.
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