El brasileño Neymar lideró la goleada del París Saint-Germain en el Parque de los Príncipes contra un manso Estrella Roja (6-1), dirigiendo el juego ofensivo de su equipo y con un triplete que le convierte en el máximo goleador de su país en la competición europea empatado con Kaká.
El jugador más caro del mundo abrió y cerró el marcador con dos goles de falta, se convirtió en el creador del juego de ataque y fue clave en un resultado al que también contribuyeron las otras joyas ofensivas del equipo, el uruguayo Edinson Cavani, el argentino Ángel di María y el francés Kylian Mbappé.
El "10" tiene lo que buscaba a París, la manija de un equipo que orbite sobre su maestría y, por el momento, está respondiendo favorablemente con su juego.
Si la goleada no sirve para acallar las dudas que surgieron en el equipo tras la derrota sufrida en la primera jornada contra el Liverpool en Anfield, a causa de la poca entidad de los serbios, sí que posiciona al equipo francés en el grupo C y vuelve a demostrar que si no se le maniata, es un adversario de talla.
Los serbios, acostumbrados a arrasar en su país, donde no pierden desde hace 34 partidos, recibieron un severo correctivo, con justicia, a la vista de los méritos, porque las estrellas del PSG salieron a lucirse en Europa.
No había aficionados serbios en la grada, por la prohibición impuesta por la UEFA, pero tampoco habrían tenido muchas ocasiones de alentar a sus jugadores. Solo el gol marcado por Marin cuando el partido ya estaba resuelto.
Los visitantes apenas cruzaron su campo, empleados a achicar la presión de un rival que les asfixió todas las vías, para después macharles en ataque, liderados por un Neymar en gran forma, especialmente motivado.
Abrió la lata el brasileño en el 20 con una falta magistralmente cobrada con una rosca que acabó besando el palo derecho de Borjan y dos minutos más tarde amplió la ventaja tras aprovechar un pase de Mbappé.
En el 37 Cavani logró su vigésimo octavo tanto en Liga de Campeones con la camiseta del PSG con un disparo en el área desviado por Degenek, lo que engañó al meta visitante.
Di María completó el festival cinco minutos más tarde tras aprovechar, con el exterior del pie, un buen centro de Meunier.
Nunca antes los franceses se habían ido a las duchas con tanta ventaja, pero la ambición estaba intacta y, sobre todo, faltaba el tanto de Mbappé, que lo había buscado con ahínco a lo largo de todo el partido.
El tanto de la joven promesa resumió el partido. Neymar tocó el balón con calma, lo centró a Bernat, que lo dejó franco al campeón del mundo francés.
Luego llegó el tanto serbio, una anécdota en el partido en el minuto 74, que siete más tarde fue respondida de nuevo por Neymar, otra vez de falta, esta vez más lejana y perfectamente enmarcada en una escuadra serbia.
El gesto del portero Borjan, con las palmas de las manos mirando al cielo y su cabeza negando, como diciendo "no hay nada que hacer", reflejó la impotencia serbia ante un PSG desmadrado.