Gustavo Alfaro es un nombre que siempre estará vinculado a uno de los episodios más dolorosos en la historia reciente del Club América. Fue él quien, en 2007, se encargó de quitarle un título continental a las Águilas, cuando dirigía al Arsenal de Sarandí, que se coronó campeón de la Copa Sudamericana al empatar 4-4 con el América en el Estadio Azteca y ganar por goles de visitante.
Un empate histórico que dejó al conjunto azulcrema con el sabor amargo de la derrota y con el trofeo sudamericano escapando entre sus manos.
Y así le dio el campeonato a Arsenal por el criterio de goles de visitante. Ese episodio quedó grabado en la memoria de los aficionados americanistas, quienes vieron cómo el título se les escapaba en un dramático final.
Alfaro tomó las riendas de la Selección de Paraguay en agosto de este año para cambiarle la ideología, pues ha renacido a los albirrojos. Cuando llegó el equipo tenía cinco puntos, ahora navegan en la sexta posición con 16 unidades, luego de cuatro victorias, cuatro empates y tres derrotas.
Sin embargo, con su experiencia y su capacidad de trabajo, Alfaro ha logrado darle un giro al equipo, mejorando su rendimiento y logrando resultados positivos en las últimas fechas.
El cambio no solo ha sido en lo numérico, sino también en la actitud y en la confianza que los futbolistas han recobrado. Alfaro ha demostrado que su capacidad de adaptación y su habilidad para gestionar equipos en crisis siguen intactas, llevando a Paraguay a una nueva era llena de esperanza y expectativas.