El 14 de noviembre de 2017, Buffon lloraba en San Siro y, junto a él, todo un país. Italia, de manera sorpresiva, se había quedado fuera del Mundial.
A partir de ahí, todo cambió. La selección tuvo una sacudida, desde el entrenador, así como varios jugadores, y sobre todo en el estilo. De la mano de Roberto Mancini, llegó una nueva camada de jugadores que han puesto a Italia como uno de los equipos más sólidos de Europa, que si bien no cuenta con jugadores de élite, sí tiene una base definida y un equipo compacto.
Estarán en la Eurocopa como uno de los candidatos, pues en su camino rumbo a la cita veraniega no perdieron un solo juego, además de tener un balance positivo de +16 en cuanto a goles anotados y recibidos.
Con Donnarumma, Chiesa, Barella, Kean, Sensi, Pessina, Raspadori y compañía, como la nueva sangre Azzurri, se han amoldado de gran manera a los 'veteranos' como Bonucci, Romagnoli, Immobile, Insigne y Verratti.
“Me da mucha satisfacción que la gente esté contenta con el plantel que hemos armado y me siento optimista por el futuro”, dijo Mancini, quien se quedará con Italia para los dos próximos ciclos mundialistas, luego de haber dejado una grata impresión.
Italia no ha ganado la Eurocopa desde 1968, y no accede a las Semifinales desde al edición del 2012, por lo que necesitan resurgir en el torneo continental que se celebra este año.
Jugando la primera fase en casa, en Roma, Italia encabeza el Grupo A, junto a Suiza, Gales y Turquía, en un sector en el que si bien son los favoritos, cualquier error los haría complicarse la clasificación.