En un episodio sin precedentes en el futbol italiano, el Piecenza, equipo de la Serie D (cuarta división), protagonizó una caótica jornada al realizar múltiples cambios en su banquillo en menos de 24 horas. La serie de decisiones, que incluyó el despido de dos entrenadores y la recontratación de uno previamente cesado, ha generado una oleada de críticas y burlas tanto de la afición como de los medios internacionales.
El martes 19 de noviembre comenzó con el anuncio del despido de Carmine Parlato, técnico que acumuló seis partidos sin ganar en los últimos ocho encuentros, situación que colocó al equipo en una posición comprometida en el Grupo D. Horas después, la directiva anunció a Simone Bentivoglio como su reemplazo, quien incluso dirigió la sesión de entrenamiento vespertina.
Sin embargo, la afición del Lobo Blanco no tardó en manifestar su inconformidad con la decisión, recordando que Bentivoglio estuvo involucrado en un escándalo de apuestas deportivas en 2011, lo que consideraron una afrenta a los valores del club. La presión fue tal que, al finalizar el día, el Piecenza tomó la decisión de despedir a su recién nombrado entrenador.
Para completar el surrealista ciclo, el club recontrató a Stefano Rossini, quien había sido despedido en octubre tras un inicio irregular en la temporada. Curiosamente, Rossini fue sustituido entonces por el mismo Parlato, cesado esa misma mañana.