El presente del Real Betis se oscurece hacia el final de la Liga. Quique Setién ha recibido oleadas de críticas en Sevilla tras caer hasta la décima posición y complicar el objetivo de volver a jugar en torneos europeos, situación que lucía accesible hasta hace algunas jornadas. Pero el entrenador de Andrés Guardado y Diego Lainez se muestra fuerte ante el temblor.
“Hace mucho que me acostumbré a soportar chaparrones. Como ganamos en Barcelona y Milán yo era un fenómeno, ahora me toca apechugar. Hoy hicimos un entrenamiento extraordinario, nos hemos fortalecido anímicamente”, reconoció el estratega ayer en rueda de prensa.
Tras la trágica derrota ante la Real Sociedad a media semana, el plantel bélico volvió a entrenar ayer de cara al juego de hoy contra Villarreal en el Benito Villamarín, incluida una inusual y larga charla en una esquina del campo, algo que no acostumbra Setién, según explica prensa local.
En la Ciudad Deportiva Luis del Sol, antes de empezar los ejercicios habituales, con Guardado y Lainez incluidos, el entrenador dedicó una plática al equipo andaluz en un sector alejado de los pocos miembros de medios de comunicación que se dieron cita este sábado.
Al final, Joaquín agregó algunas palabras y se notó que la tensión disminuyó un poco. “No crecemos cuando las cosas se vuelven fáciles, lo hacemos cuando afrontamos nuestros desafíos. Fe hasta el final”, había transmitido el capitán bético en redes sociales un día antes.
“Las expectativas que se habían creado no se están cumpliendo, pero quedan ocho juegos por disputar”, agregó Setién a los medios de comunicación. “Podemos ser pesimistas o confiar en nuestros jugadores, que lo harán bien y confiar que ganaremos los partidos”, reconoció.