La eficiencia del Chelsea acalló el amago de remontada del Lille en la vuelta de los Octavos de Final de la Liga de Campeones (1-2) en la que los ingleses consiguieron avanzar en una competición en la que su continuidad está pendiente de las decisiones ligadas a su propietario, Roman Avramovich.
Sin que se tenga seguridad sobre si el campeón de Europa pueda continuar defendiendo el título logrado el año pasado, ante las sanciones impuestas a su dueño oligarca, próximo al presidente ruso, Vladimir Putin, el equipo entrenado por Thomas Tuchel consiguió con relativa facilidad su billete para los cuartos.
Superada la media hora, un balón perdido en el área de Mendy tocó el brazo de Jorginho y, avisado por el VAR, el colegiado italiano Davide Massa pitó penalti, que Yilmaz transformó.
El tanto del turco, el tercero en esta competición, llenó de esperanza al Pierre Mauroy, que comenzó a soñar con la remontada.
Pero el Chelsea no se amilanó, recobró el control del duelo y aprovechó un despiste defensivo en el tiempo de descuento para que Jorginho encontrara una grieta en la defensa francesa para servir a Pulisic que cruzó el balón lejos del alcance de Jardim.
La intensidad bajó enteros en los franceses, pero un cabezazo de Xeka en el 63 que se estrelló contra el poste de Mendy, devolvió la fe al Lille en lograr la hazaña soñada.
Pero de nuevo los franceses se encontraron con la realidad, su falta de mordiente en ataque y la eficiencia de un rival que solo precisó de media ocasión para adelantarse.
Fue en el 71, cuando Mount centró al área y Azpilicueta, con la rodilla consiguió su primer tanto este año en Liga de Campeones, el cuarto de su carrera.
El gol del español acabó con toda esperanza de los franceses y trajo la serenidad a un Chelsea que seguirá pendiente de lo que se decida en las altas esferas de poder.