Atlético de Madrid se despidió de la Liga de Campeones, otra vez inferior al Chelsea. El equipo inglés descifró bien su rompecabezas, certificando la decepción con un gol de Hakim Ziyech y otro de Emerson que mandaron a los Colchoneros un año más a casa antes de tiempo (2-0).
Y ya son cuatro años sin pisar las Semifinales, con solo unos Cuartos de Final en las últimas cuatro campañas. Una eliminación ante los Blues sin hacer un solo gol. Una derrota ante un equipo que, simplemente, fue mejor.
Sobar la pelota con el Atlético metido en su portería, esperando los españoles un error de la defensa 'Blue', un despiste, una desconexión, un regalo. Casi lo consiguieron. Una mala cesión de César Azpilicueta a Edouard Mendy terminó con el navarro agarrando a Carrasco dentro del área.
El banquillo del Atleti saltó como un resorte. El 'profe' Ortega se giró hacia las cámaras. "¡VAR! ¡VAR!". Le tuvo que calmar el cuarto árbitro. No hubo nada. O al menos no lo señalaron.
Habían rozado la oportunidad, pero pagaron la inferioridad. En un contraataque, cosas del destino, el Chelsea descosió la defensa atlética. Werner cabalgó la banda, coló la pelota entre los centrales y Ziyech batió a Oblak.
Despertó eso el instinto del Atleti, claro. No quedaba otra. Incluso probó a Mendy desde la frontal con un disparo de Joao Felix. Pero se consumían los minutos y el Atleti moría impotente. Con un Chelsea cómodo, comodísimo. Tocando en el centro del campo, sorteando entradas, permitiéndose el lujo de subir con los carrileros, encontrando a Ziyech en la frontal, su hábitat más peligroso.
Oblak era de nuevo, como hace un año en Anfield, el que mantenía a los rojiblancos vivos. Dos manos, a Werner y Ziyech, evitaba que la eliminatoria bajase el telón. Como se le apagaron las luces a un Luis Suárez que bajó los brazos en el minuto 60, con el duelo perdido ante Rudiger, y sustituido para fiarlo todo a la velocidad de Correa.
Cuando solo restaban 10 minutos, Simeone se comía el campo. "¡Es ahora!", se desgañitaba, segundos antes de que Savic lo complicara todo aún más. Un codazo a Kanté sin venir a cuento que Orsato cazó. Roja directa y enfado monumental, agotando más el poco tiempo que quedaba para el milagro y que se agotó cuando Emerson firmó la sentencia en el descuento.
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