Si algo ha caracterizado a Bayer Leverkusen bajo la dirección técnica de Xabi Alonso es que el equipo sabe sufrir para ganar. Y este sábado lo hizo nuevamente para llevarse la Supercopa de Alemania ante Stuttgart en la tanda de penales.
Las Aspirinas se adelantaron en el marcador al minuto 11 por medio de Victor Boniface, pero cuatro minutos más tarde el rival empató por medio de Enzo Millot. En la segunda parte, Deniz Undav le dio la ventaja a los visitantes, que acariciaron muy cerca el primer título de la temporada en Alemania.
Sin embargo, la resiliencia fue algo que caracterizó a los dirigidos por Alonso la campaña pasada, con triunfos y empates de último minuto. Y una vez más hicieron gala de esta cualidad al lograr el 2-2 al minuto 87 por medio de Patrik Schick.
Un pase filtrado de Alejandro Grimaldo dejó al atacante checo mano a mano dentro del área para definir con un toque raso de zurda al poste derecho del arquero. Con el empate y tras el tiempo extra, llegó la definición en penales, en la cual Lukáš Hrádecký fue la figura.
El guardameta evitó el tanto de Frans Krätzig y Silas falló el disparo decisivo, con lo que Leverkusen se llevó la Supercopa, que por primera vez desde 2011 no tuvo la presencia de Bayern Munich, debido al bicampeonato invicto de las Aspirinas en la Bundesliga y la Copa de Alemania la campaña pasada.
De esa forma, es el tercer título para Alonso 13 meses después de que se hizo cargo del equipo y el quinto en general para el club, que desde 1993 no ganaba un campeonato local y ahora presume tres en un lapso de tres meses.