Un gol de Ousmane Dembélé al borde del minuto 90 sostuvo al Barcelona y frustró al Atlético de Madrid con un empate a última hora, cuando el equipo rojiblanco ya sentía casi suyo el triunfo y el liderato, con un testarazo de Diego Costa, en un combate nulo, tremendamente táctico y prácticamente inofensivo.
Todo sigue como estaba para el Atlético, no para el Barcelona, pendiente del resultado dominical del Sevilla para su permanencia al frente de la clasificación, después de un partido que se movió en la nada durante 80 minutos, que agitó el 1-0 de Diego Costa en ese momento y que terminó en tablas con el discutido Dembelé al rescate.
Nada nuevo en un duelo que partió desde lo previsible, también muy medido desde la táctica, contenido desde los riesgos, fijado cada mínimo detalle, pero igualmente con la intensidad que exige un combate por la cima. Cada pelota pareció por momentos la última, fuera donde fuera, como si dependiera de una pelota el desenlace.
Demasiado lejos del área contraria durante el primer tramo, sin apenas combinación hacia adelante, con dificultades en la salida, Simeone movió dos piezas: Saúl, del medio a la banda; Koke, de la banda al medio. El resultado no sólo fue un Atlético más visible en el otro campo, sino también menos acechado por su adversario.
Al descanso, media ocasión del Atlético -un despeje de Gerard Piqué hacia su portería que solventó Ter Stegen-; media ocasión del Barcelona -un centro inocente de Sergi Roberto, que luego se retiró lesionado- y un empate a nada, pendiente del segundo tiempo, del plus que requiere ganar un partido de tal dimensión y complejidad.
Nadie había asumido aún esa responsabilidad con la determinación exigida. Ni el Atlético ni el Barcelona. Ni en todo el primer tiempo ni en casi todo el segundo. El Barcelona tenía el balón, pero no golpeaba, ni siquiera irrumpía en los últimos metros, frenado por la firmeza local; el Atlético quería contraatacar, pero tampoco podía, a la espera en su campo de la oportunidad para desplegar la destreza ofensiva que mejor maneja.
Y, entre una sucesión de faltas del Barcelona, un penalti reclamado por el Atlético que el VAR entendió no sancionable, el balón parado dio ventaja al equipo rojiblanco. Botó un saque de esquina perfecto Griezmann, lo remató en el segundo palo Diego Costa, con la determinación que no había tenido nadie hasta entonces, en el minuto 80, la misma que tuvo Dembelé, el recurso de última hora de Valverde, para aprovechar un "aclarado" de Messi y salvar un punto para el Barcelona.