Barcelona o Valencia alzarán en Sevilla la Copa del Rey, que puede suponer un récord si lo logra el primero, porque será la quinta consecutiva, o redondear el año del centenario del segundo tras más de una década sin ganar un título.
El estadio Benito Villamarín se estrenará como escenario de la Final Copera, la cuarta que se jugará en Sevilla, en la que los culés, dueños indiscutible del trofeo, va a por su noveno doblete y el Valencia a repetir una victoria que no celebra desde 2008 cuando ganó al Getafe en el Vicente Calderón de Madrid.
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La historia de amor que tiene el Barcelona con la Copa (treinta títulos en cuarenta finales) llega a este año con los ánimos en el club no alineados, tanto dentro como fuera de la entidad, pues de igual forma que la directiva y el vestuario apuestan ciegamente por el título, no todos los seguidores están en la misma onda tras el decepcionante adiós a la Liga de Campeones.
El club ya ha advertido que el entrenador Ernesto Valverde cuenta con todo el apoyo institucional, pero se ha reservado hacer autocrítica pase lo que pase mañana en Sevilla.
El Valencia afronta la cita liberado tras haber conseguido cerrar en la última jornada de Liga la clasificación para la próxima Champions, que era el principal objetivo del club esta campaña.
Para ello ha necesitado completar un largo esprint tras haber acabado la primera vuelta a diez puntos del cuarto y haberlo compaginado con su larga trayectoria en la Liga Europa y en la Copa del Rey, lo que ha pasado factura a la frescura física y mental del equipo en las últimas semanas.
Además de liberado y cansado, los naranjeros encararán la cita de ilusionado por la posibilidad de volver a abrir sus vitrinas y conquistar un título tras más de una década de sequía y de hacerlo en la temporada en la que ha celebrado su centenario.