El balón que Mario Balotelli pateó a las gradas del estadio de Verona en frustración por los cánticos racistas contra él sigue viajando por los aires, en sentido figurado.
En una temporada de la Serie A que se ha visto empañada por los incidentes de hinchas profiriendo insultos discriminatorios desde el principio, el estallido de Balotelli ha provocado más debate, más indignación por el problema del racismo en los estadios italianos que en cualquier otro caso.
"No estoy diciendo que sea diferente de los otros jugadores que reciben el mismo abuso, los mismos ruidos que imitan a un mono, sino que el problema es que soy italiano", dijo Balotelli, quien nació en Italia de inmigrantes ghaneses y ha actuado con la selección italiana.
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Luca Castellini, líder de la sección de los hinchas 'ultra' del estadio de Hellas Verona que dirigieron los cantos racistas contra Balotelli y del partido de extrema derecha Forza Nuova de Verona, lo ve de otra manera.
"Balotelli es italiano porque tiene la ciudadanía italiana, pero nunca será completamente italiano", dijo Castellini, un día después del incidente de la segunda mitad del partido entre Verona y Brescia.
El comentario de Castellini llamó la atención de Liliana Segre, una sobreviviente de Auschwitz de 89 años y senadora italiana que recientemente propuso una comisión parlamentaria contra el antisemitismo.
"¿Siguen juzgando a la gente por el color de su piel?" dijo Segre. "Hay una buena razón por la que esta comisión debería empezar a trabajar inmediatamente". Balotelli, por su parte, escribió en Instagram: "La gente como (Castellini) debería ser expulsada de la sociedad, no sólo del futbol".