Mientras el mundo se sumergía en las secuelas del sufrimiento de la Segunda Guerra Mundial, en otra dimensión menos dolorosa la Selección Colombiana padecía antes y durante su primera Copa América.
La primera vez que Colombia participó en el torneo sudamericano de selecciones fue en Chile en 1945. Para llegar hasta la sede del campeonato sus jugadores vivieron una verdadera odisea y el primer partido de la historia con Uruguay resultó una hecatombe.
El plan trazado para el viaje a Chile incluía un vuelo de Barranquilla al puerto de Buenaventura y de allí en barco hasta Valparaíso. Pero, cuando llegaron al puerto colombiano tuvieron la ingrata sorpresa de que el barco ¡ya había zarpado sine ellos!
Entonces, decidieron contratar un autobús para que los trasladara hasta Quito. Actualmente es una distancia de 850 kilómetros por carretera, pero en aquellos años el viaje duró días por caminos maltrechos y muchas veces a bordo de camiones.
Cansados, con pocas horas de sueño y hasta con hambre llegaron finalmente a Ecuador. A falta de un transporte más veloz se subieron a un tren que los llevaría hasta Guayaquil con la esperanza de poder embarcar desde allí hasta Valparaíso. Pero, otra vez las cosas se complicaron y tuvieron que seguir por tierra hasta Lima por medio de la selva, la montaña y cruzando ríos en botes. Maltrechos y tensos porque todo indicaba que no llegarían a tiempo buscaron por todos los medios el transporte para llegar a Chile. Pero no conseguían nada.
Las gestiones diplomáticas permitieron que el presidente peruano autorizara a que la delegación se pudiera subir a un barco, que solo tenía dos camarotes, y que transportaba azúcar hasta Valparaíso. Y así tras varias semanas pudieron llegar a la sede del torneo: Santiago. Eso sí, lo hicieron tarde. Hubo que aplazar el debut contra Argentina y los que les esperaba en la cancha no iban a ser tampoco buenas noticias.
Debutaron contra Brasil y perdieron 3 a 0. Luego, les tocó el turno de enfrentar a Uruguay, dirigido por José Nasazzi, que contaba en sus filas, entre otros, con jugadores de la talla de Roque Máspoli, Obdulio Varela, Atilio García y Bibiano Zapiráin.
Era 28 de enero de 1945. Faltaban dos minutos para las 6 de la tarde soleada cuando arrancó el partido en el Estadio Nacional de Santiago con la presencia de unos 30 mil espectadores.
“Siguiendo la vieja escuela de pases cortos y precisos”, decía un informe de la agencia de noticia UPI, Uruguay se retiró ganando 3 a 0 en el primer tiempo.
Promediando el segundo período, el árbitro Mário Vianna decidió expulsar al delantero de Colombia Roberto Gámez. Lo curioso de esta incidencia es que el capitán uruguayo Roberto Porta, que jugaba siempre con una boina blanca, se interpuso a la decisión arbitral y le pidió al juez brasileño que no expulsara al rival. No tuvo éxito.
“Los veloces delanteros uruguayos dispararon tiros bien colocados, a las esquinas, dificultando la actuación de Acosta (el golero colombiano), quien, sin embargo, estuvo valiente y decidido y mereció los aplausos de los espectadores”, agregaba la crónica.
“Los últimos tres goles del Uruguay se registraron en los últimos 10 minutos cuando los colombianos visiblemente agotados no podían soportar el tren uruguayo”.
El partido terminó 7 a 0 en favor de Uruguay. Lamentablemente para los colombianos no sería la única goleada en contra. Una semana después Argentina les ganaría por 9 a 1.
Los colombianos junto con los ecuatorianos y bolivianos al ver su débil potencial y los resultados que conseguían decidieron disputar un trofeo entre ellos denominado Copa Mariscal Sucre, en honor al héroe común a esos países bolivarianos. La selección que consiguiera más puntos en los enfrentamientos particulares sería el campeón de ese torneo.
Fue al final la recompensa para los jugadores colombianos. Le ganaron a Ecuador y empataron con Bolivia.
Argentina resultaría la campeona del campeonato de selecciones denominado extraordinario, porque no había en juego ningún trofeo. Uruguay se tuvo que conformar con el cuarto lugar. Colombia que quedó quinto, tuvo que esperar 56 años para ganar su primera Copa América, en 2001, en su tierra. La primera Copa América del Siglo XXI.