Para el americanismo la derrota frente a Tigres duele como en un Clásico. Con una plantilla escasa, las Águilas acariciaron el pase a la Final, pero los Felinos fueron bendecidos por la diosa fortuna con dos autogoles y lograron derrotar 5-3 a los capitalinos en tanda de penaltis.
En un partido que estuvo plagado de emociones, jugadas intensas e incluso conatos de bronca, los de San Nicolás de los Garza supieron aprovechar las deficiencias del esquema azulcrema, por lo que Jürgen Damm llegó a línea de fondo y mandó un servicio a segundo poste, avance que Paul Aguilar intentó cortar, pero en su intento incrustó la pelota en su portería.
El panorama parecía alentador para los regios, pero el ímpetu americanista comenzó a aparecer, por lo que en una jugada individual, Carlos Salcedo derribó dentro del área a Roger Martínez. En un principio, el silbante percibió que el colombiano había fingido, pero al revisar el VAR cambió su decisión y decretó penalti.
Ante la ausencia de los cobradores oficiales como Emmanuel Aguilera y Nicolás Castillo, Andrés Ibargüen se colocó detrás del esférico y con frialdad cobró para engañar a Nahuel Guzmán y emparejar los cartones.
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Para la parte complementaria, Ricardo Ferretti decidió mandar todo su arsenal al campo con Rafael Carioca, Luis Quiñones y André-Pierre Gignac, provocando que las Águilas se replegaran y comenzaran a apostar todo a un contragolpe.
Pese a lo corto de la plantilla, el América dio muestra de su enorme corazón, demostrando un empuje que le dio una efimera esperanza, ya que en un desborde de Ibargüen el colombiano sacó un disparo que rebotó para vencer a Guzmán, incrustándose la pelota en la puerta regiomontana.
En tiempo de compensación, los auriazules se volcaron al ataque y encontraron su recompensa tras un saque de manos que fue desviado por Bruno Valdez, metiéndose dramáticamente en la puerta de Jiménez, causando que enmudecieran las gradas.
El finalista se debió definir desde los once pasos, en donde todos los cobradores fueron certeros, siendo Leonel López quién cometió el error fatal al estrellar el balón en el poste, abriendo la puerta a Tigres a la Final desde los botines de Carlos Salcedo.