La afición mexicana exigió ver a Sergio Pérez en el Pit Walk del Gran Premio de México de este jueves y después de pedirlo a gritos durante casi una hora, Checo salió a atender a las personas que esperaron pacientemente con él.
El mexicano se acercó directamente a la gente y concedió autógrafos en teléfonos, gorras, posters, playeras y hasta un brazo de alguien que quiere tatuarse su autógrafo.
Fue tanta la euforia de los aficionados que el personal del Gran Premio tuvo que rodearlo y pedir en reiteradas veces calma y que no empujaran las barreras por la seguridad de todos.
A pesar del caos, Checo fue paciente y firmó tanto como pudo, lo que solo aumentó la felicidad del público mexicano que coreó su nombre y los famosos: "Olé, Olé, Checo" y "El Viejo Sabroso".
Después de un rato el tapatío agradeció a todos por su cariño y se retiró al garage, no sin que antes la gente le expresara nuevamente a gritos su cariño. Afortunadamente y pese al breve momento de descontrol, nada pasó a mayores.