Los Wing Walkers son un grupo de bailarines que deciden retar a la muerte y demuestran sus dotes artísticos pero en las alas de un avión en pleno vuelo a 600 metros de altura.
El wing walking o circo aéreo permitió a muchos pilotos de la Primera Guerra Mundial ganarse la vida realizando exhibiciones y acrobacias sobre las alas de los aviones, aunque hoy su práctica sólo está regulada en seis países: Brasil, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suecia y Reino Unido.
Es una disciplina complicada, ya que el aire golpea el cuerpo de los bailarines a 240 kilómetros por hora, lo que genera una dosis de adrenalina.
"Es una sensación de libertad, como estar enamorado a lo bestia. Tu cuerpo segrega mucha adrenalina, me convierto en un trozo más del avión", expresó Ainhoa Sánchez, wing walker española.
Debido a la fuerza del aire y para evitar accidentes, los amantes de este deporte toman diversas medidas de seguridad, las cuales van desde cuerdas para disminuir el riesgo de una caída que resultaría mortal e incluso el material de la indumentaria, la cual debe ser delgada para permitir los movimientos del cuerpo, pero lo suficientemente abrigadora para no padecer enfermedades.
"Es una sensación de libertad, como estar enamorado a lo bestia. Tu cuerpo segrega mucha adrenalina", dijo Ainhoa Sánchez.