El parkour podría ser el deporte urbano por excelencia: su cancha es cualquier barda o zona.
Sus evoluciones y trucos se adaptan perfecto a cualquier espacio.
No se trata de una disciplina de vagos, como muchos dicen; es deporte y a la vez filosofía, como indica Alfonso García, Jungla', un practicante.
"La primera filosofía es ser y durar: hacer lo máximo para ser, pero sin arriesgarte para durar. La otra es ser fuerte para ser útil, ocupar tus habilidades siempre para hacer cosas buenas".
Como ejemplo de este segundo punto, Jungla' señala que algunos practicantes de parkour se adiestran en primeros auxilios y rescatismo, ya que las habilidades desarrolladas con este deporte les permiten desplazarse con facilidad entre los escombros.
Muchos lo aprendieron a través de videos en internet, pero hay otros que ya son profesores, como Enrique Henostrosa, El Choco', quien se reúne con sus amigos en unas estructuras ubicadas en Avenida Río Churubusco y Avenida Norte, en Pantitlán.
"Es un deporte en el que tratas de superarte a ti mismo: si puedes superar un obstáculo, puedes superarte. Tenemos filosofías que van más allá de lo físico, consisten en apoyarse con los compañeros, en entrenar mucho más fuerte para superar límites, descubrir nuevas formas de moverte".
Por tales requisitos de fortaleza física y mental, instructores niegan que el parkour sea una actividad de vagos y viciosos', dado que requiere que el practicante esté en sus cabales.
Otra bondad del este deporte es que puede lograr que espacios urbanos condenados al abandono, se conviertan en sitios de práctica del deporte y comunión entre amigos.
Por ejemplo, El Choco' descubrió que algunos sitios ubicados en el remodelado y entubado Gran Canal, hay sitios ideales para la práctica del parkour; incluso logró que en el futuro las autoridades les adapten algunas áreas.
"Gracias a que pude contactarlos, tratarán de hacernos espacios adecuados para nosotros también aquí en Venustiano Carranza", dijo.