Los cannabinoides sintéticos forman parte de un nuevo grupo de drogas llamado “sustancias psicoactivas”, descritas así por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, mismas que son obra del humano y están compuestas de sustancias muy parecidas a las que posee la planta y son empleadas en hojas para fumar, o líquidos para vaporizadores, cigarros electrónicos entre otros dispositvos.
Según los registros de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, dicha sustancias se pueden encontrar en el mercado ilegal bajo los nombres de: K2, Spice, AK-47, Mr. Happy, Scooby Snax, Kush, Kronic, Bliss, Bombay Blue, Genie, etc.
Los consumidores se quedan con la idea de que es natural pues el componente activo de la marihuana, tetrahidrocannabinol, aparece en el etiquetado de los productos, incluso la sustancia actúa sobre los mismos receptores celulares del cerebro, la diferencia es que son propensos en alterar al mismo.
Se pueden rociar sobre otras plantas para fumar, se mezclan en líquido para los dispositivos de vapor, se pueden beber como té o mezclar con alimentos.
Los efectos inmediatos que reporta la CDC sobre la marihuana sintética son los siguientes: agitación e irritabilidad, confusión y problemas de concentración, alucinaciones, psicosis, pensamientos suicidas y conducta violenta, convulsiones, aturdimiento, mareos y somnolencia. Por otro lado puede ocasionar daños a largo plazo como: problemas en la respiración, problemas gastrointestinales, ataque al corazón, frecuencia cardiaca irregular, presión alta e infarto, falla renal, daño muscular e incluso provocar la muerte.
Los problemas antes mencionados dependerán de la frecuencia y el uso que se les dé, es importante destacar que son sustancias sumamente adictivas.
La única manera de identificar la diferencia entre la marihuana natural y la sintética es a la hora de la combustión pues se producen olores diferentes.