Sekiro: Shadows Die Twice, una sufrida y satisfactoria agonía

Conviértete en shinobi y restaura tu honor en Sekiro: Shadows Die Twice
Conviértete en shinobi y restaura tu honor en Sekiro: Shadows Die Twice
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ACTIVISION
ALEXANDRO SANTOS
| 13 Abr, 2019

Hubo una época en la que la dificultad de los videojuegos era generalmente elevada tanto en las arcadias como en consolas caseras, pues al no tener la capacidad de crear aventuras extensas, los desarrolladores tenían que compensarlo con complejidad para extender la experiencia o exprimir los bolsillos de quienes querían ver el final del título.

Ejemplos hay muchos y quienes crecieron venciendo dichos retos, saben lo satisfactorio que es superarlos con mera habilidad e ingenio. Es por ello que el flamante Sekiro: Shadows Die Twice resulta un bello recuerdo de aquellos tiempos, una agonía sumamente disfrutable, aunque bastante frustrante para los que no están acostumbrados a este tipo de suplicios.

FromSoftware, desarrolladora del juego, es mundialmente conocida por hacer este tipo de obras; ninguna de la serie 'Soulsborne' estuvo exenta de críticas por su alta dificultad y Sekiro se ha visto envuelta en la misma polémica, en un mundo que no termina por entender que la belleza de estas joyas radica en su gameplay insufrible.

El sanguinario periodo sengoku de Japón es el escenario ideal para narrar la historia de Lobo, un shinobi con la misión de rescatar y proteger a su amo, que convenientemente es el heredero de una mística dinastía; lamentablemente, las cosas no salen tan bien como se esperaba y el protagonista fracasa en su misión, con un brazo cercenado y el joven amo secuestrado por un poderoso enemigo.

Cuando 'Ookami' despierta tras su derrota, descubre que fue rescatado por un anciano misterioso, quien se tomó la libertad de colocarle una prótesis de brazo shinobi y le indica en dónde tienen cautivo a su amo, por lo que sin dudarlo toma nuevamente su katana y se dirige al rescate. El inicio de la aventura parece sencillo, pero eventualmente los giros y revelaciones nos sumerjen en un mundo lleno de folclor japonés, con una historia extraña y al mismo tiempo interesante.

Todo esto es el pretexto perfecto para tomar el papel del shinobi y encarar el desafío de eliminar a cuanto enemigo (ya sea humano, animal o monstruo) se ponga enfrente, haciendo uso de diversas y complicadas técnicas de combate, apoyadas por el nuevo recurso que implementaron en el cuerpo del protagonista.

Pero Sekiro no es un juego en el que puedas 'spammear' golpes y esquivar o cubrirte de vez en cuando para superar a tus rivales. Las mecánicas del juego y la inteligencia artificial están tan pulidas, que te obligan a combinar ataque y defensa de forma perfecta, encontrar el balance ideal para no verte sorprendido por la espada enemiga. Conseguirlo no es sencillo y te harán sufrir en incontables ocasiones, por lo que memorizarás el kanji de muerte que aparece en la pantalla cada que eres vencido.

Para no sentirte tan abrumado, el juego te ofrece la oportunidad de revivir al menos una vez, gracias al poder divino de tu amo; sin embargo, cada resurección desata una enfermedad en las personas cercanas a Lobo, además de que si mueres una vez más, perderás la mitad del dinero que tengas recolectado y los puntos de habilidad que tengas en ese momento. Todo tiene un precio.

Disponible desde el pasado 22 de marzo en PlayStation 4, Xbox One y PC, FromSoftware, esta vez de la mano de Activision, volvió a crear una obra magistral, tan complicada como satisfactoria; desenvainar tu katana y emplear a la perfección la técnica precisa para destazar al samurái enemigo, después de haber muerto en incontables ocasiones, te hace sentir como un verdadero espadachín del Sol Naciente.

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