PlayStation 5 no llegó sola a encarar la nueva generación de consolas, sino lo hizo acompañada del DualSense, el nuevo control que prometía ofrecer una experiencia no conocida.
Hay que decir que el DualSense es el mejor control estéticamente hablando. La modernidad del color blanco con los botones en vivos plateados le dan una lucidez que opaca con el negro clásico de PlayStation y una luz azul cuando está encendido.
El panel táctil recibe una mejora en su diseño haciendo más grande su zona para que pueda ser mejor utilizada. El diseño ergonómico se ajusta a las manos de una forma natural, y a la hora de jugar parece que lo has utilizado durante años.
La vibración del mando es envolvente, y por momentos puede ser demasiado intensa para ciertas personas, pero esto se puede quitar en ajustes de los títulos.
Pero existe algo que de verdad revoluciona la forma de jugar los títulos y es la resistencia que tienen los gatillos a diversas situaciones que nos podemos encontrar dentro de los variados títulos. Se puede llegar a sentir el retroceso de las armas en los juegos de disparos, como se tensa a la hora de apuntar con un arco.
Esto se vuelve algo delicioso a la de disfrutar la campaña de un juego ya que le da mayor realismo a la situación. Pero no todo es bueno y es que este efecto se puede sentir en juegos también como FIFA. A la hora de acelerar con un jugador cansado el gatillo se tensa y cuesta también correr más rápido, esta situación en un juego a la hora de competir es contraproducente porque lo que quieres es enviar el comando lo más rápido posible.
Es cierto que algunas personas no lo puedan sentir, pero para alguien que juega de forma competitiva y está tan acostumbrado a no sentir ninguna resistencia de los controles, puede llegar a perjudicar al jugador. Por este motivo incluso algunos juegos competitivos que se juegan en PlayStation 5 podrían llegar a mudar a otra plataforma por el mando.
A modo de conclusión para un jugador casual, el DualSense es lo mejor que le ha pasado a la experiencia de como disfrutar un videojuego con un realismo que se siente en las propias manos, pero puede significar un problema en otros títulos competitivos.
