En la Copa del Mundo de 1974, Holanda ganó perdiendo. La Oranje cayó en la Final contra Alemania Federal en el Olímpico de Munich, pero dejó el legado de un futbol revolucionario que rompió paradigmas y marcó tendencia en el planeta, el llamado ‘Futbol Total’, esquema ideado por el intelecto de Stefan Kovacs, perfeccionado por la mente de Rinus Michels y operado en el campo por el cerebro de un genio totalmente adelantado a su época: Johan Cruyff.
Michels, también conocido como el ‘General’, por su estricta y perfeccionista personalidad, forjada desde su adolescencia bajo el sufrimiento de la Segunda Guerra Mundial, concibió al balompié como un conflicto bélico, pero con una connotación positiva.
“El futbol profesional es algo parecido a la guerra. Quien se comporte demasiado educado está perdido”, una frase fría, soberbia, que incluso parece invitar a atentar contra el espectáculo, el cual paradójicamente siempre fue imperante en los preceptos de Rinus: disciplina, trabajo en equipo y libertad total para que el jugador luzca sus habilidades e imaginación en un sentido generoso que agrade a la tribuna; la idea y las formas por encima del resultado, defensa y ataque como sólo un bloque.
Así, el holandés, considerado por la FIFA como el mejor técnico del Siglo XX, tomó las bases del rumano Kovacs y las perfeccionó en aquel Ajax condenado al descenso de mitad de los sesentas, que después irrumpió con un Tricampeonato europeo a principios de los setentas. Constantes permutas, apariciones inesperadas de jugadores, reducción de espacios para abrir otros y la implicación de la estrella en todos los órdenes del colectivo, papel exclusivo de Cruyff.
“Me enseñó (Michels) cómo poder ser el entrenador dentro del campo, siendo jugador. Michels preparaba todo, pero cuando iba a empezar el partido, me decía: ‘Ahora el que manda eres tú’”, mencionó alguna vez el mítico ‘14’.
Y es que Johan fue la extensión imaginaria del timonel dentro del terreno de juego en este planteamiento, capaz de dirigir con una sola mirada, levantando un brazo, con un cambio de ritmo o de dirección, porque a la hora del pitazo inicial los protagonistas son únicamente los jugadores.
Después con ambos, el sistema alcanzó su clímax con aquella ‘Naranja Mecánica’ de 1974, en el máximo escenario futbolístico posible, donde aquel magistral ‘Carrusel’ conformado por Jongbloed, Suurbier, Rijsbergen, Haan, Krol, Jansen, Neeskens, Van Hanegem, Rep, Cruyff y Rensenbrink, sofocó a cada uno de sus rivales y aunque al final no se quedaron con la Copa, sí levantaron el título de la innovación al cambiar para siempre la forma de ver y jugar el deporte más popular del planeta.