El penalti nunca alcanzó tal grado de sutileza, distinción e ingenio hasta que conoció los botines de un checoslovaco de nombre Antonín, en el que por sus venas transitaba una sangre cargada de grandes dosis de inventiva y creatividad; aptitudes que le permitieron sublevar la pena máxima a un grado insólito que continúa y mantiene vigencia a medio siglo de su creación.
Generaciones presentes y venideras siempre recordarán lo que la palabra ‘Panenka’ significa en el mundo del futbol, pues a través de las más grandes figuras de su historia se ha encargado y se encargará de que tal apellido no deje de imperar cuando de realizar una genialidad a través de los once pasos se trate.
Era la Final del Campeonato de Europa de 1976. Pese a adelantarse en dos ocasiones, la Selección de Checoslovaquia se vio alcanzada en el marcador por la República Federal de Alemania en el último minuto. Media hora más tarde los penaltis se hicieron necesarios.
La calidad de ambas selecciones se hizo manifiesta a través del buen tino para ejecutar los mismos hasta que apareció Uli Hoeness para estrellar en el larguero el cuarto lanzamiento de la RFA.
Tocaba el turno de Antonín Panenka, la posible gloria checoslovaca reposaba en sus pies.
“Jamás se me pasó por la cabeza otra solución. Sabía que iba a pasar todo eso. No sé por qué, pero es así. Estaba seguro al mil por ciento de marcarlo con mi método”, recordó Antonín tiempo después.
El momento de revolucionar el penalti había llegado. Con la seguridad propia de un creativo nato, Antonín se acercó al balón para instantes después conectarlo con la punta del botín en la parte inferior, generando una vaselina que lentamente entró al centro de la portería ante un portero vencido, causando el pasmo y asombro de todos los asistentes.
La genialidad estaba consumada. Los checos nunca olvidarán la obtención del campeonato europeo gracias a un acto innovador, así como el mundo del futbol nunca desplazará del honor que merece Antonín por haber soliviantado al mundo del futbol al instaurar una nueva ejecución de la pena máxima: un penalti ‘a lo Panenka’.
La historia tiene guardado un lugar para Antonín Panenka por su creatividad y aporte al futbol.