Mohamed Salah es uno de los futbolistas más queridos y admirados tanto en Liverpool como en su natal Egipto.
El delantero ha respondido al cariño que le brinda la gente regresando a los Reds a los primeros planos y ayudando al equipo a levantar de nuevo el título de la Premier League que durante casi 30 años se les había negado, mientras que con su selección fue pieza clave para que los Faraones regresaran a una Copa del Mundo, por lo que su figura es venerada casi de manera religiosa.
Ahora el egipcio es la portada de la revista GQ para el mes de febrero en donde se le rinde un merecido homenaje a su amplia trayectoria deportiva, además de revelar algunos detalles de su vida privada y de su labor altruista en su país y en la ciudad de Liverpool.
Desde las nueve horas tenía que recorrer todos los días en un viaje de ida y vuelta para llegar a los entrenamientos cuando era un niño. hasta las escuelas, hospitales y albergues para pobres que ha construido en Egipto después de conseguir la fama que le ha brindado el futbol, la publicación hace un recorrido por las historias que han hecho de Salah una leyenda del deporte.
Sin embargo, pese a sus buenas actuaciones dentro de la cancha, el atacante aún ha estado lejos de ganar el Balón de Oro, distinción que reconoció, no le obsesiona.
"Quiero ser el mejor jugador del mundo. Pero tendré una buena vida aunque no gane (el Balón de Oro). Mi vida está bien, todo está bien. A veces siento que es solo política", reconoció.
