En una cerebral Selección Mexicana, el Tecatito, Jesús Manuel Corona, aporta la dosis de rebeldía y de atrevimiento en la última zona del terreno de juego.
Jesús Corona vino de menos a más en su desempeño personal en esta Copa América. Ante Uruguay no lució bien, no pudo disparar a gol, apenas tocó en 22 ocasiones el balón y solamente dio 12 pases; frente a Jamaica se mostró de mejor forma, comenzando a marcar diferencia en el ataque al generar seis centros de peligro, mientras que en el partido contra Venezuela consiguió sus puntos más altos en cuanto a estadísticas, al convertirse en el mejor intérprete del ataque, al encarar constantemente y siendo el jugador mexicano con más disparos a portería rival, con seis, incluido su golazo.
En un equipo que continuamente cambia el dibujo táctico, que se plantea de acuerdo a las cualidades del rival y que tiene altos niveles de efectividad, Corona sigue jugando como en el barrio, dándole a la escuadra mexicana esa picardía que no aparece por ningún lado en las estadísticas.